Los callos y las durezas en los pies pueden ser molestos y dolorosos, pero con los cuidados adecuados es posible deshacerse de ellos y mantener los pies suaves y saludables. En este artículo, explore las causas detrás de la formación de estos, así como consejos prácticos para eliminarlos y prevenir su reaparición.
¿Por qué se forman callos y durezas en los pies?
Los callos y las durezas en los pies se forman como respuesta a la presión repetida o fricción en áreas específicas de la piel. Algunas de las causas más comunes incluyen:
- Uso de calzado inadecuado: El uso de zapatos que no se ajustan correctamente o que son demasiado ajustados puede ejercer presión sobre ciertas áreas de los pies, causando la formación de callos y durezas.
- Actividades físicas repetitivas: Realizar actividades físicas que impliquen caminar, correr o estar de pie durante largos períodos de tiempo puede aumentar la fricción en los pies y provocar la formación de callos y durezas.
- Pie plano o arco elevado: Las personas con pie plano o arco elevado pueden ser más propensas a desarrollar callos y durezas debido a la distribución irregular del peso en los pies.
- Edad avanzada: Con el envejecimiento, la piel tiende a volverse más delgada y menos elástica, lo que puede hacer que sea más susceptible a la formación de callos y durezas.
- Falta de hidratación: La falta de hidratación adecuada puede contribuir a la sequedad y la acumulación de células muertas en la piel, lo que aumenta el riesgo de callos y durezas.
Cómo eliminar callos y durezas en los pies:
- Remojo en agua tibia:
Remoje los pies en agua tibia durante unos 10-15 minutos para ablandar la piel y facilitar la eliminación de callos y durezas.
- Exfoliación:
Use una piedra pómez o una lima para exfoliar suavemente la piel endurecida y eliminar las células muertas. Hágalo con movimientos suaves y circulares para evitar dañar la piel sana.
- Crema hidratante:
Aplique una crema hidratante o aceite después del remojo y la exfoliación para ayudar a mantener la piel suave y prevenir la sequedad.
- Uso de almohadillas o protectores:
Si la fricción en ciertas áreas es inevitable debido al calzado o actividades específicas, considere el uso de almohadillas o protectores para reducir la presión sobre esos puntos y prevenir la formación de callos y durezas.
- Cuidado de los zapatos:
Asegúrese de usar zapatos que se ajusten correctamente y proporcionen suficiente espacio para los dedos. Evite los zapatos que sean demasiado ajustados o que rocen en ciertas áreas de los pies.
- Plantillas ortopédicas:
Si tiene pie plano o arco elevado, considere el uso de plantillas ortopédicas para corregir la distribución del peso en los pies y reducir la presión en áreas problemáticas.
- Visite a un podólogo:
Si los callos y durezas son persistentes o dolorosos, consulte a un podólogo para obtener tratamiento profesional. Pueden recomendarle tratamientos adicionales, como cortar los callos de manera segura o recetar medicamentos tópicos.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.