Cada vez son más las personas jóvenes que empiezan a tener problemas con el colesterol, convirtiéndose en una situación que empieza a generar preocupación para la salud de todas las personas. Aunque la presencia de esa sustancia grasa es muy necesaria en nuestro organismo para cumplir algunas funciones, si se encuentra en una cantidad excesiva puede causar graves enfermedades cardiovasculares, ateroesclerosis e inflamación, las cuales son muy riesgosa para la vida.

Una de las maneras en las que se puede lograr reducir esos niveles o mantenerlos en un punto adecuado es consumiendo ajo, la planta aromática que todos conocemos y que usamos frecuentemente para sazonar la comida por su sabor.

El ajo tiene muchas propiedades antiinflamatorias. | Foto: Getty

El ajo no solamente es rico en sabor, sino que tiene propiedades terapéuticas y medicinales, dado que tiene componentes antibacterianos, antisépticos, depurativos y antioxidantes. Además, de que está demostrado científicamente que ayuda a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre.

Que esta planta tenga esas propiedades se debe a la alicina, una sustancia activa del ajo que, como se dijo anteriormente, tiene propiedades antiinflamatorias y depurativas que controlan los niveles en la sangre, así como tiene un efecto vasodilatador en las arterias que también ayuda a mantener la presión arterial.

También, este ingrediente aromático ayuda a digerir los lípidos y reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

¿Cómo se debe tomar el ajo para bajar el colesterol y los triglicéridos?

Según un artículo científico del Instituto de Endocrinología y Nutrición Clínica, de la Facultad de Medicina de Valladolid, España, el “consumo regular de 5 gramos de ajo crudo dos veces al día durante 42 días disminuye los niveles de colesterol total y triglicéridos”.

La cáscara de ajo puede ser útil para el organismo. | Foto: Getty Images

Asimismo, otros estudios han descubierto que el consumo del ajo tiene una efectividad bastante importante en humanos para bajar los niveles de esas sustancias en la sangre.

Por eso, los expertos recomiendan comer un diente de ajo pelado y levemente ligeramente macerado en ayunas, y si se puede en horas tempranas de la mañana, para garantizar que tenga mejores efectos, aunque podría llegar a caer un poco pesado para el estómago.

Para evitar que esto suceda, puede consumirse triturando aproximadamente 10 dientes de ajo y mezclarlos con media taza de aceite de oliva virgen, lo bueno de esta mezcla es que la puede dejar reposando en un frasco cerrado herméticamente y que no le entre aire ni agua, para que pueda tomarse una cucharadita de esa combinación.

Si prepara 10 dientes de ajo con aceite de oliva puede tomarse en ayunas. | Foto: Getty Images

No obstante, el ajo puede sentar mal a ciertas personas por diferentes razones, como la intolerancia al ajo, que implica una respuesta adversa del sistema digestivo a los compuestos presentes en ese ingrediente. Uno de los compuestos principales responsables de este malestar es la fructosa, un tipo de azúcar presente en él.

Las personas que tienen intolerancia a la fructosa pueden experimentar síntomas como hinchazón abdominal, gases, diarrea y malestar estomacal después de consumir ajo o alimentos que lo contengan. La intolerancia al ajo puede variar en su gravedad, y algunas personas pueden tolerar pequeñas cantidades sin experimentar síntomas, mientras que otras pueden requerir evitarlo por completo.

Además, los compuestos como los sulfuros, pueden irritar el revestimiento del estómago o los intestinos en algunas personas, lo que resulta en síntomas incómodos como la como acidez estomacal, ardor, náuseas o incluso dolor abdominal después de consumirlo. Es importante destacar que la sensibilidad al ajo puede variar de una persona a otra, y algunos individuos pueden ser más sensibles que otros.