La cúrcuma, conocida científicamente como Cúrcuma longa, es una planta herbácea que pertenece a la familia del jengibre (Zingiberaceae). Es originaria de las regiones tropicales del sur de Asia, especialmente de la India, donde ha sido utilizada durante miles de años en la medicina tradicional y como especia en la cocina.
La parte de la cúrcuma que se utiliza con mayor frecuencia es su rizoma, que es una raíz subterránea similar al jengibre. Esta raíz se seca y se muele para obtener la especia en polvo de color amarillo intenso tan característico en la cocina y en la medicina.
Esta planta es reconocida por su principal compuesto activo, la curcumina, que le proporciona su color amarillo y muchas de sus propiedades beneficiosas. Además de la curcumina, la cúrcuma contiene una variedad de otros compuestos, incluyendo:
- Curcumoides: son un grupo de compuestos, con la curcumina siendo la más prominente. Los curcumoides tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
- Aceites esenciales: contribuyen al aroma y al sabor de la cúrcuma. También tienen propiedades beneficiosas para la salud.
- Fibra: la cúrcuma es una fuente natural de fibra dietética, que es beneficiosa para la salud digestiva.
- Vitaminas y minerales: la cúrcuma contiene pequeñas cantidades de vitaminas y minerales, como vitamina C, vitamina B6, manganeso y potasio.
Gracias a todos sus beneficios la cúrcuma se ha convertido en uno de los ingredientes principales de muchas preparaciones para diferentes dolencias y dificultades de salud, entre ellas la faringitis y varias afecciones digestivas.
La faringitis es una inflamación de la faringe, que es la parte de la garganta que se encuentra detrás de la boca y la nariz. Es una afección común que puede ser causada por diversas razones, siendo la infección viral o bacteriana una de las causas más frecuentes.
Entre sus síntomas más comunes está el dolor de garganta, la dificultad para tragar, irritación o picazón en la garganta e inflamación en las amígdalas. Precisamente se cree que la curcumina puede ayudar a aliviar la inflamación y reducir todos los síntomas asociados a esta molesta afección de garganta.
Para usar la cúrcuma con este fin una de las preparaciones más frecuentes es el té. Este se obtiene mezclando media cucharadita de cúrcuma en polvo con una taza de agua caliente. A la bebida puede agregarse una pizca de pimienta negra y un poco de miel al gusto para realzar y mejorar su sabor. Es ideal beberlo lentamente mientras está tibio.
En cuanto a los trastornos digestivos, la cúrcuma puede actuar en situaciones como:
- Indigestión: la cúrcuma puede estimular la producción de enzimas que ayudan en la digestión de los alimentos y reducir la sensación de hinchazón y malestar después de comer.
- Síndrome del Intestino Irritable (SII): la acción antiinflamatoria de la curcumina podría ayudar a reducir la inflamación en el intestino, aliviando los síntomas del SII como el dolor abdominal, la hinchazón y los cambios en el hábito intestinal.
- Gastritis: la curcumina tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que pueden ayudar a aliviar la inflamación en el revestimiento del estómago y reducir los síntomas de la gastritis.
- Colitis ulcerosa: la misma acción antiinflamatoria de la cúrcuma puede ser útil en el manejo de la colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria crónica del intestino.
- Dispepsia: la planta se ha utilizado tradicionalmente para aliviar la dispepsia, que se refiere a la sensación de malestar estomacal y dolor abdominal.
- Prevención de cálculos biliares: algunos estudios sugieren que la cúrcuma podría ayudar a prevenir la formación de cálculos biliares al mejorar la función de la vesícula biliar.
Además del té, para tratar estas afecciones están los suplementos de curcumina están disponibles en varias formas, incluyendo cápsulas y tabletas, además de la famosa ‘leche dorada’, una mezcla de leche, cúrcuma, pimienta negra, jengibre y miel.