La hipertensión es una afección muy frecuente que afecta a más del 40 % de los adultos. Puede ser consecuencia de diferentes factores como antecedentes familiares, edad avanzada, obesidad, alimentación con alto contenido de sodio, consumo de alcohol y falta de actividad física.

En otros casos se presenta por una causa específica, como el consumo de ciertos medicamentos enfermedades renales, determinados trastornos endocrinos o un estrechamiento importante de la aorta o de una arteria del riñón.

En raras ocasiones, una persona con presión arterial muy alta puede presentar síntomas, como falta de aire, visión borrosa o dolor de cabeza. Por esa razón, para el diagnóstico de la hipertensión es clave medir la presión arterial de forma minuciosa.

Según explica el portal Mayo Clinic, la presión arterial normal se define como una presión sistólica inferior a 120 y una presión diastólica inferior a 80. Se dice que la presión arterial es elevada cuando el paciente presenta una presión sistólica entre 120 y 129 y una presión diastólica inferior a 80, y se diagnostica hipertensión si la presión sistólica superior o igual a 130 o una presión diastólica superior o igual a 80.

La hipertensión puede generar otros problemas graves de salud. | Foto: Krunja Photography

El tratamiento de la hipertensión incluye cambios en el estilo de vida, que en algunos casos se acompañan de medicamentos antihipertensivos. Para las personas que tienen determinadas afecciones frecuentes, como enfermedades cardiovasculares, enfermedad renal crónica y diabetes mellitus, es posible que algunos medicamentos sean más beneficiosos que otros, por lo que es clave que el tratamiento sea dirigido por un especialista médico.

Cuándo comenzar la administración de medicamentos antihipertensivos y qué medicamento específico o combinación de medicamentos se administrará es una decisión que toma el médico, teniendo en cuenta diversos factores, pues el tratamiento debe ser personalizado.

Hacer actividad física con frecuencia, bajar de peso, limitar el consumo de alcohol, reducir el consumo de sodio y aumentar el consumo de potasio son algunas de las claves para el tratamiento para controlar la hipertensión. Además de estos cambios en los hábitos, existen remedios caseros con hierbas medicinales que podrían ayudar a regular la presión arterial.

Una de las infusiones recomendada en estos casos es el té de hibisco o jamaica. Se dice que tiene propiedades relajantes para los vasos sanguíneos gracias a su contenido en ciertos compuestos beneficiosos como los polifenoles o las antocianinas. Esto se traduce en pequeñas reducciones de la presión tanto sistólica (durante la contracción del corazón) como diastólica (durante la relajación del mismo).

Según Natural Medicines Comprehensive Database (la Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales), esta planta es posiblemente eficaz para regular la alta presión sanguínea. “Beber té de Hibiscus sabdariffa o tomar extracto parece reducir la presión arterial en una pequeña cantidad en personas con presión arterial normal o alta”, indica esta fuente.

El té de Jamaica es usado con frecuencia para controlar la hipertensión. | Foto: Semana

Aunque muchas personas también usan el agua de jamaica para otros propósitos, no hay suficiente información confiable para decir si podría ser útil. Tenga en cuenta que es preferible consultar con un especialista médico antes de incluir de forma frecuente algún tipo de remedio, incluso si es casero.

No obstante, el portal Medline Plus señala que consumir esta planta es seguro cuando se usa en cantidades medicinales. El té de hibisco sabdariffa se ha utilizado de forma segura en cantidades de hasta 720 ml al día durante un máximo de seis semanas. Los efectos secundarios son poco comunes, pero pueden incluir malestar estomacal, gases y estreñimiento.

Popularmente, se sugiere beber el agua de jamaica en ayunas fría o caliente. Se recomienda evitar el exceso de azúcar, pues este ingrediente no solo suma calorías, sino que afecta su valor nutrimental. En su lugar, se puede añadir miel o un poco de jugo de limón para equilibrar su acidez.