Para evitar los picos de glucosa que pueden surgir al consumir alimentos altos en azúcar, es crucial prestar atención al momento del día en que se ingiere. Este enfoque no solo ayuda a mantener los niveles de energía, sino que también previene la fatiga asociada con la ingesta de azúcar.
La bioquímica Jessie Inchauspé, conocida como la “diosa de la glucosa”, recomienda evitar el consumo de azúcar en ciertos momentos del día para mantener niveles óptimos de energía.
Según la experta, la primera comida del día, el desayuno, debería ser rica y nutritiva pero sin azúcar. Consumir azúcar con el estómago vacío, especialmente por la mañana, puede causar un rápido aumento y posterior caída de los niveles de glucosa en la sangre, lo que puede llevar a una fatiga y a un deseo constante de consumir más dulces.
Inchauspé sugiere que el mejor momento para disfrutar del azúcar es después de las comidas principales. La combinación de azúcar con otros alimentos ayuda a una digestión más lenta, evitando los picos de glucosa que pueden causar una sensación de dependencia al azúcar.
Consejos para incorporar los dulces a la dieta
Estas son algunas de las recomendaciones de dieta para tener en cuenta. Pero es importante resaltar que esto no reemplaza la asesoría del profesional de la nutrición, según cada persona pueda tener.
- Reservar los dulces para después de las comidas principales, ayudando a ralentizar la absorción de azúcar y a mantener los niveles de glucosa estables.
- Evitar consumir azúcar con el estómago vacío. Consumirla de esta manera puede provocar un rápido aumento de glucosa seguido de una caída brusca, dejando a la persona sin energía.
- Optar por dulces y postres que contengan fibra, proteínas o grasas saludables. Estos alimentos pueden ayudar a ralentizar la absorción de azúcar.
- Controlar las porciones. Al disfrutar de los dulces en cantidades moderadas no se sobrecarga el sistema digestivo con demasiada azúcar.
Así advierte el cuerpo que se tiene un exceso de azúcar en la sangre
Cambios de humor repentino, animosidad, ansiedad y luego irritabilidad, momentos de cansancio y hambre inexplicables, episodios de migraña y problemas de caries, son algunos de los síntomas que puede presentar una persona cuando tiene niveles altos de azúcar en la sangre, que aún no se han convertido en enfermedades más graves como diabetes, pero son llamados de atención para mejorar la dieta y controlar la ingesta de azúcares, en particular de los procesados.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un informe para un compromiso mundial en la reducción del consumo de azúcar, “el consumo de azúcares debe representar menos del 10% de la ingesta calórica total diaria”.
Pero, recomiendan que “si la ingesta calórica total diaria se reduce a menos del 5% se obtendrán beneficios adicionales. Un 5% de la ingesta calórica total equivale a unos 25 gramos (aproximadamente 6 cucharadas de café) de azúcar al día para un adulto con un índice de masa corporal normal”.
Cuando una persona tiene niveles altos de azúcar en la sangre, pero aún no se diagnostica una diabetes, esto se conoce como hiperglicemia (exceso de glucosa en la sangre). Lo contrario es la hipoglucemia, cuando se bajan los niveles de azúcar en el organismo.