La diabetes, una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía, se ha convertido en una preocupación de salud pública en todo el mundo. Se estima que millones de personas luchan con esta condición, que puede tener consecuencias devastadoras si no se maneja adecuadamente.
En un artículo publicado por Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se abordó esta temática, sus tipos y la causa principal.
El proceso de transformar los alimentos en energía es esencial para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano.
Cuando la persona ingiere los alimentos, la mayor parte se descompone en azúcar o glucosa, que luego es liberada al torrente sanguíneo. El páncreas desempeña un papel crucial al producir una hormona llamada insulina, que actúa como una llave para permitir que el azúcar ingrese a las células y se utilice como energía.
Sin embargo, en el caso de la diabetes, el cuerpo no produce suficiente insulina o las células no responden adecuadamente a ella. Como resultado, el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo y puede dar lugar a graves problemas de salud a largo plazo, como enfermedades cardíacas, pérdida de la visión y enfermedad renal.
Se han identificado tres tipos principales de diabetes. El primero es la diabetes tipo 1, que es causada por una reacción autoinmunitaria en la que el cuerpo ataca por error a las células que producen insulina. Esto impide que el cuerpo produzca suficiente insulina y suele diagnosticarse en niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Se desconoce cómo prevenir la diabetes tipo 1, y las personas afectadas deben recibir inyecciones diarias de insulina para sobrevivir.
Por otro lado, la diabetes tipo 2 es el tipo más común y representa entre el 90% y el 95% de todos los casos de diabetes.
En este caso, el cuerpo no utiliza la insulina de manera efectiva y no puede mantener los niveles de azúcar en sangre dentro de lo normal. Aunque la diabetes tipo 2 se ha asociado tradicionalmente con adultos, en la actualidad se observa cada vez más en niños y adolescentes debido a los cambios en el estilo de vida y la dieta.
No obstante, esta variante se puede prevenir o retrasar mediante la adopción de cambios saludables en el estilo de vida, como perder peso, mantener una alimentación adecuada y hacer ejercicio regularmente.
La diabetes gestacional es el tercer tipo y afecta a mujeres embarazadas que no han tenido diabetes antes.
Aunque suele desaparecer después del parto, aumenta el riesgo de que la madre desarrolle diabetes tipo 2 más adelante en la vida. Asimismo, el bebé también puede experimentar complicaciones de salud y tener un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y obesidad en la infancia o adolescencia.
Es importante destacar el concepto de prediabetes, una condición en la que los niveles de azúcar en sangre son más altos de lo normal pero aún no alcanzan el umbral para ser diagnosticados como diabetes tipo 2.
Esta condición afecta a muchísimos adultos, pero en países como los Estados Unidos, por ejemplo, el 80% de las personas que lo padecen también lo desconocen.
La prediabetes aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, así como enfermedades cardíacas y derrames cerebrales.
La buena noticia es que la prediabetes es reversible mediante un programa de cambio de estilo de vida reconocido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Aunque todavía no existe una cura para la diabetes, la prevención y el manejo adecuado pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida de quienes la sufren.
La concienciación, la educación y el apoyo a la investigación son fundamentales para combatir esta creciente epidemia y ayudar a las personas a vivir una vida más saludable y plena.