La semilla del comino negro, planta con flores originaria de Asia y el Mediterráneo, es utilizada desde hace miles de años para fabricar medicamentos. Se cree que tiene diferentes beneficios, pues ayuda a estimular el sistema inmunológico, a combatir el cáncer y a reducir la hinchazón.
Es común que las personas lo utilicen para el asma, la fiebre del heno, la diabetes, la presión arterial alta, el eccema, la pérdida de peso y los calambres menstruales. Sin embargo, no se conoce suficiente evidencia científica para respaldar todos estos usos.
De acuerdo con Natural Medicines Comprehensive Database, la Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, el comino negro es posiblemente eficaz para quienes tienen acné. “La aplicación de un gel que contenga extracto de comino negro sobre la piel podría ayudar a mejorar el acné”, explica el portal especializado Medline Plus.
No obstante, el mismo portal aclara que el aceite o gel de comino negro es posiblemente seguro cuando se usa a corto plazo, pues puede causar erupciones alérgicas en algunas personas.
Uno de los derivados del comino es el aceite que, según portales de belleza, es calmante, regenerante, vitalizante, hidratante, reparatorio y antiinflamatorio. Es descrito como un aceite multiusos muy utilizado para afecciones de la piel y tratamientos de belleza.
Se cree que el aceite de semilla de comino negro es antibacterial, ayuda a desinflamar y previene el envejecimiento. Gracias a su contenido en vitaminas A, B y C ayuda a retener la humedad, así como a disimular las arrugas que todavía no están muy definidas.
Este aceite también puede funcionar en marcas oscuras que han dejado el acné y el sol en la piel, teniendo en cuenta que este aceite favorece la regeneración celular. Además de calmar las rozaduras, quemaduras leves e irritaciones post-solares, algunas personas utilizan el aceite de comino negro para el cabello, especialmente para eliminar la caspa.