La estimulación permanente del cerebro es clave para favorecer el desarrollo de nuevas interconexiones neuronales, lo que ayuda a compensar el deterioro natural que se puede generar por cuenta del paso de los años y el envejecimiento.

Durante los últimos años se ha considerado que la actividad física mejora la función cognitiva, la memoria, la eficiencia y la atención y también previene el deterioro cognitivo. Asimismo, muchos creen que aumenta los niveles de serotonina y propicia un mejor bienestar en personas que padecen de alguna enfermedad mental, como es el caso de un trastorno de ansiedad o la depresión.

Mantenerse activo y desarrollar actividades para proteger la salud ayuda a que las personas tengan una mejor condición cerebral y una de las mejores formas de hacerlo, además de incluir en la dieta diaria alimentos saludables, es realizando actividad física.

El ejercicio es una actividad recomendada por los expertos para evitar el deterioro del cerebro. | Foto: Klaus Vedfelt

Además, muchos indican que el ejercicio también incrementa la producción de norepirefrina (noradrenalina), un químico que puede moderar la respuesta del cerebro al estrés.

Análisis de la Escuela de Medicina de Harvard plantean que la actividad física ralentiza el deterioro cognitivo e, incluso, puede reducir el riesgo de demencia. De acuerdo con la mencionada institución, los beneficios son casi inmediatos.

Aunque todo tipo de ejercicio puede ayudar a oxigenar y cuidar este órgano, lo cierto es que diversos análisis destacan el aporte que puede hacer el ejercicio de alta intensidad.

Una investigación publicada en la Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, hecha por científicos de la Universidad de Alcalá, en España, plantea que el ejercicio de alta intensidad produce una sustancial mejora del rendimiento en lo que tiene que ver con atención, en particular, y con las capacidades cognitivas en general, específicamente en las personas mayores.

Otros análisis apuntan a que evitar la obesidad también ayuda a proteger el cerebro, pues esta afección puede aumentar las probabilidades de padecer de disfunción cognitiva. Esto último puede incidir en torno a la atención, el aprendizaje y la memoria, así como en las funciones motoras, precisa una publicación del portal Runners World.

Esta fuente cita un pequeño estudio liderado por Chun-Jung Huang, doctor y autor principal del mismo y profesor asociado en la Florida Atlantic University, en el cual se pudo establecer que una buena rutina de ejercicios puede ayudar a combatir la relación entre la obesidad y posibles afectaciones en el cerebro.

Mantenerse activo y desarrollar actividades para proteger la salud ayuda a que las personas tengan una mejor condición cerebral. | Foto: 123 RF

Este análisis tiene en cuenta la práctica de ejercicio de alta intensidad con intervalos, el cual determinó que favorece en mayor medida la liberación del factor neurotrófico derivado del cerebro, o FNDC, una proteína que está asociada al factor de crecimiento nervioso.

La evidencia científica muestra cómo esos niveles son mayores con el entrenamiento de alta intensidad frente a otros de moderada o baja. En el estudio, los investigadores descubrieron que los participantes obesos liberaron más FNDC que las personas de peso normal, información que es clave debido a que este está relacionado con el aprendizaje y la memoria, y la obesidad puede provocar un déficit de este factor.

Los entrenamientos de alta intensidad que se realizan en intervalos consisten en efectuar ciclos alternos de movimiento y descanso, repitiéndolo varias veces. Por ello, se recomiendan carreras, bicicleta, remo, natación, entre otros.

Sin embargo, estos ejercicios de alta intensidad no son los únicos que favorecen al cerebro. También son una buena opción los aeróbicos, los cuales incrementan el flujo de sangre al cerebro y aumentan el tamaño del hipocampo, la parte del cerebro que participa en la memoria verbal y el aprendizaje.

Un análisis publicado en The Journals of Gerontology Series A: Biological Sciences and Medical Sciences halló un vínculo entre la poca actividad física y el riesgo de demencia, precisa un artículo publicado por la ARRP, organización estadounidense independiente, que atiende a personas mayores de 50 años.

El entrenamiento de resistencia también ayuda, según un análisis publicado en la revista Neuro Image: Clinical, el cual determinó que seis meses de entrenamiento de resistencia pueden evitar que se encoja el hipocampo en los adultos mayores.

Una investigación concluyó que las personas de 55 años o más que se inscribieron a yoga mostraron mejoras considerables tanto en la memoria verbal como en la visual espacial. | Foto: 2014 The Washington Post

Finalmente, el yoga es otra opción. Una investigación publicada en Journal of Alzheimer’s Disease concluyó que las personas de 55 años o más que se inscribieron en un programa de 12 semanas, que consistía en una hora semanal de un tipo de yoga meditativo, junto con 12 minutos de meditación en casa, mostraron mejoras considerables tanto en la memoria verbal como en la visual espacial.