La piel es el órgano más grande del cuerpo y actúa como una barrera protectora entre frente al entorno externo. A lo largo de los años, esta experimenta cambios inevitables que dan lugar a su envejecimiento. Este proceso es un fenómeno natural y gradual que puede verse influenciado por diversos factores internos y externos.

Con el tiempo, la producción de colágeno y elastina, proteínas esenciales para la elasticidad y firmeza de la piel, disminuye. Esto provoca la aparición de líneas finas, arrugas y flacidez. Asimismo, la tasa de renovación celular disminuye a medida que se envejece, lo que resulta en una piel más opaca y con menos capacidad para recuperarse de daños.

Mantener una piel suave y firme a pesar del paso de los años es el objetivo de muchas personas. | Foto: Libre de derechos

Pero aparte este tipo de situaciones propias del organismo, factores externos juegan un papel crucial en el envejecimiento de la piel. La exposición crónica y sin protección a los rayos ultravioleta (UV) del sol es una de sus principales causas. Esta radiación daña las fibras de colágeno y elastina, lo que resulta en arrugas, manchas solares y pérdida de elasticidad.

La exposición a la contaminación ambiental, como el humo del tráfico y otros contaminantes, puede causar estrés oxidativo y daño en la piel. Pero a estos se suman los hábitos cotidianos de cuidado relacionados con un adecuado descanso, pero sobre todo con la alimentación.

En busca de tener una piel más suave y tersa o en su defecto de poder disminuir las arrugas como señal del paso del tiempo, especialmente en el área facial, existen algunas frutas con propiedades de gran beneficio para alcanzar este objetivo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de 5 raciones de frutas y verduras al día o aplicándolas en la piel directamente mediante una mascarilla, El aguacate y la uva son este aspecto dos de los productos más populares.

El aguacate es una excelente fuente de grasas saludables, especialmente ácidos grasos monoinsaturados como el ácido oleico. Estas grasas proporcionan una hidratación intensa a la piel, ayudando a mantenerla suave, flexible y con un aspecto más juvenil.

Las uvas moradas tienen un gran contenido de antioxidantes que favorecen el cuidado de la piel. | Foto: Getty Images

De igual manera, esta fruta contiene una variedad de vitaminas y antioxidantes que son esenciales para la salud de la piel. Entre ellas se destacan la vitamina E, un potente antioxidante que protege la piel del daño causado por los radicales libres y ayuda a reducir los signos del envejecimiento, aparte de la vitamina C que estimula la producción de colágeno.

En este sentido, la uva también es rica en vitamina C además de otros antioxidantes como las antocianinas, el resveratrol. Estos compuestos combaten los radicales libres, moléculas inestables que pueden dañar las células de la piel y acelerar el proceso de envejecimiento. Al neutralizar los radicales libres, los antioxidantes ayudan a prevenir el daño celular y protegen la piel de los signos del envejecimiento como las arrugas y las líneas finas.

El resveratrol es un compuesto fenólico que se encuentra principalmente en la piel y las semillas de las uvas, especialmente en las uvas rojas. Se ha demostrado que tiene efectos antienvejecimiento y puede estimular la producción de colágeno.

¿Cómo utilizar el aguacate y la uva para rejuvenecer la piel?

Una forma habitual de uso de estos productos con fines de salud y cuidado es a través de las mascarillas. En el caso del aguacate, se tritura una unidad madura y se aplica directamente sobre la piel limpia. Allí se deja actuar entre 15 y 20 minutos para luego enjuagarla con agua tibia.

Este mismo procedimiento funciona con las uvas, machacando unas cuantas para esparcirlas por la piel, sobre todo en el rostro.

Mascarilla de aguacate para rejuvenecer la piel. | Foto: Getty Images

Existen también algunos productos como aceites o cremas humectantes a base de estas frutas o sus semillas que se pueden aplicar una o dos veces por día para mantener la humectación de la piel. Esta práctica regular trae grandes beneficios con el tiempo sobre este órgano.