El caldo de pollo es una de las preparaciones que más beneficios ofrecen, sobre todo a las personas que se encuentran indispuestas, ya sea por un resfriado o por problemas digestivos.

Es de fácil digestión y el vapor caliente puede ayudar a descongestionar las vías respiratorias, y la cisteína, un aminoácido presente en el pollo, tiene propiedades mucolíticas.

Es una excelente fuente de líquidos que ayuda a mantener tu cuerpo hidratado y contiene nutrientes que pueden reducir la inflamación en el cuerpo. Un estudio de la Universidad de Nebraska aclara que el caldo de pollo dificultaría el movimiento de los neutrófilos, los cuales matan los gérmenes, pero también provocan inflamación en los tejidos, por lo que el alimento tendría un efecto antiinflamatorio.

Para quienes prefieren no ver el pollo, se puede cocinar con otros vegetales y hacer una crema. | Foto: Getty Images

Es fácil de digerir, lo cual resulta beneficioso cuando la enfermedad afecta el apetito y lo reduce.

Aporta nutrientes esenciales. Gracias al Selenio que contiene, ayuda a prevenir y controlar enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y colesterol alto. Aporta Vitamina B12, vitamina C, antioxidantes, vitamina A y D, esto también dependerá de los ingredientes con los que esté elaborado.

Cada porción contiene solo 12 calorías, así que se considera un alimento perfecto para ayudar a controlar el peso, sobre todo en personas que buscan equilibrar la cantidad de comida que ingieren o que buscan bajar, sin dejar de alimentarse.

El poder regenerador del caldo casero

El caldo casero, elaborado a partir de huesos de animales, como pollo, res o pescado, es rico en nutrientes esenciales para la producción de colágeno. Al hervir los huesos durante largos períodos de tiempo, se extraen minerales, aminoácidos y otros compuestos clave que estimulan la producción de colágeno en el cuerpo humano.

Entre estos nutrientes se encuentran: el calcio, el magnesio, el fósforo, el potasio y la glucosamina, todos ellos fundamentales para la salud ósea y articular, así como para la elasticidad de la piel.

Incorporar el caldo casero en la dieta diaria es más fácil de lo que parece. Se puede preparar en grandes lotes y congelarlo en porciones individuales para tenerlo siempre a mano. Además de beberlo solo, se puede usar como base para sopas, guisos, salsas y otros platos, aumentando así su valor nutricional.

Cómo preparar el caldo casero

Se pueden utilizar huesos de pollo, res, pescado o cualquier otra carne de su elección.

El caldo de huesos puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico. | Foto: Getty Images
  • Coloque los huesos en una olla grande
  • Cúbralos con agua y añada vegetales como cebolla, zanahoria y apio para agregar sabor y nutrientes adicionales.
  • Lleve a ebullición y luego reduzca el fuego y cocine a fuego lento durante varias horas para permitir que los nutrientes se liberen completamente en el caldo.