Una de las enfermedades o problemas cardiovasculares que más afecta a la población mundial es la presión alta o la hipertensión. Por lo general, las personas no tienen conocimiento de que padecen de estas enfermedades hasta que se dirigen a un centro asistencial para realizarse los respectivos chequeos médicos, es por eso que a esta enfermedad se le conoce como el “asesino silencioso”.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, OMS, “a nivel mundial, más de uno de cada cinco adultos tiene la tensión arterial elevada, un trastorno que causa aproximadamente la mitad de todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía”.

La hipertensión puede generar otros problemas graves de salud. | Foto: Krunja Photography

Por eso, los expertos en salud recomiendan que una vez se obtiene el diagnóstico, es fundamental seguir las indicaciones del médico e informarse de la mejor manera sobre esta enfermedad.

Para manejar y controlar la hipertensión existen planes de alimentación para bajar la presión arterial y mejorar los niveles de colesterol en el organismo.

Para lograr esto se debe tener una dieta que incluya verduras, frutas, granos enteros, lácteos bajos en grasa o sin grasa, pescado, nueces y aceites vegetales.

Y se deben evitar los alimentos con alto contenido en grasas saturadas, como carnes grasas, productos lácteos enteros, bebidas azucaradas y los dulces.

Almendras para controlar la presión alta

Existe un fruto seco que ayuda a controlar la presión y evitar padecer de problemas cardiovasculares, se trata de las almendras, un muy rico alimento.

Consumir frutos secos como las almendras y las nueces, ya que tienen gran cantidad de potasio. | Foto: Copyright Dazeley

Un puñado de este fruto seco todos los días, una porción de aceite de oliva y el pescado azul ayudan a tener una mejor salud cardiovascular.

Los ácidos grasos del omega 3 ayudan a reducir los niveles de colesterol y a su vez contribuyen con la función cardíaca. Este compuesto se puede encontrar en los alimentos ya mencionados y se pueden encontrar en otros productos como la linaza, semillas de chía, nueces negras y aceite de canola.