La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) considera una serie de problemas que afectan principalmente al intestino delgado y al colon y que se caracterizan por producir una inflamación crónica y progresiva. La EII se refiere principalmente a dos afecciones: a la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa. Se estima que, en el mundo, más de 4.9 millones de personas viven con esta condición que afecta a personas de todas las edades.
Cada año, el 19 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, una fecha clave para reflexionar sobre la salud digestiva y el impacto de este tipo de patologías sobre la cotidianidad y el bienestar de quienes las padecen.
En Colombia, según la Fundación de Enfermedad Inflamatoria Intestinal de Colombia, se habla de una prevalencia de 86 casos por cada 100.000 habitantes, con la mayor cantidad de pacientes registrados en Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca. Así mismo, la información disponible ha mostrado que la patología tiene un impacto mayor sobre la población femenina entre los 30 y los 34 años.
“El conocimiento sobre la naturaleza de la EII es parte clave del diagnóstico temprano. Síntomas como el dolor abdominal o la diarrea suelen confundirse con otro tipo de problemas gastrointestinales. Por esto, es necesario que pacientes y actores del sistema de salud conozcan la naturaleza de la enfermedad y su evolución para evitar que ante periodos breves de mejora se abandone el tratamiento y se generen complicaciones graves o incluso un daño intestinal irreversible”, explica Ana Cristina Ochoa, directora médica de la biofarmacéutica Takeda.
Cómo se manifiesta la Enfermedad Inflamatoria Intestinal
Tanto la colitis ulcerativa como la enfermedad de Crohn son padecimientos crónicos con procesos inflamatorios e inmunológicos. De acuerdo con el portal web de Mayo Clinic, mientras que la colitis ulcerativa solo afecta al colon y causa daño irreversible al intestino, la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier parte del tracto digestivo, desde la boca hasta el ano, siendo el colon y el íleon terminal las localizaciones más frecuentes.
En la colitis ulcerativa, los cambios inflamatorios se limitan a la parte interna del intestino, la capa mucosa, iniciando siempre en el recto e impactan al colon de forma continua. En cambio, en la enfermedad de Crohn la afectación es transmural y discontinua.
Hasta el momento, se desconocen las causas del desarrollo de la EII. No obstante, su aparición se ha asociado a factores como la dieta, el estrés, la herencia familiar y algunas mutaciones genéticas. De hecho, la Crohn’s & Colitis Foundation asegura que entre el 5% y el 22% de las personas diagnosticadas con EII tienen un familiar de primer grado con la misma condición.
“No hay forma de predecir si se va a producir la enfermedad, existen guías internacionales y nacionales para tener un adecuado manejo de la sintomatología, prevenir consecuencias y así, mejorar la calidad de vida de los pacientes. Definitivamente, se debe recomendar tener buenos hábitos de alimentación que se sumen al esquema terapéutico que defina el especialista, añadió la doctora Ana Cristina Ochoa.
De acuerdo con la doctora Viviana Parra, representante de la Fundación de Enfermedad Inflamatoria Intestinal de Colombia FUNEIICO, aunque las manifestaciones de la EII varían según la intensidad de la inflamación y el lugar donde se desarrolle, existen una serie de síntomas típicos sobre los cuales hay que estar alerta, estos incluyen: dolor y cólicos abdominales, fatiga, diarrea, presencia de sangre en las heces, disminución del apetito y pérdida de peso involuntaria.
Por otra parte, pese a que la mayoría de las manifestaciones de la EII están relacionadas con el aparato digestivo, se cree que hasta el 50% de las personas diagnosticadas presentan afectaciones en otras partes del cuerpo, tales como dolor articular, lesiones en la piel, inflamación interna de los ojos, úlceras en la boca, enfermedades del hígado o cálculos en la vesícula y los riñones.
A la fecha, no existe una cura definitiva para la enfermedad inflamatoria intestinal. Sin embargo, las opciones terapéuticas disponibles sí contribuyen a mejorar la calidad de vida de los pacientes al permitirles mantener bajo control la sintomatología y evitar la recurrencia de la enfermedad.
“La enfermedad inflamatoria intestinal es una enfermedad crónica que cursa con brotes de actividad y otros periodos en los que el paciente está totalmente asintomático. Esto supone un reto para el tratamiento, pues durante los periodos de ‘remisión’ los pacientes tienden a romper con la adherencia al tratamiento, lo que puede derivar en complicaciones graves. Por eso, estamos convencidos de que es necesario educar al paciente sobre las causas, las manifestaciones, las complicaciones, las opciones terapéuticas para formar pacientes más conscientes de su enfermedad y con regularidad en los tratamientos”, concluyó Ochoa.