El cuerpo necesita nutrientes esenciales para lograr su buen funcionamiento, vitaminas y minerales propician una buena gestión del cuerpo para sus funciones. Tanto como en la parte física como en la cognitiva.

Sin embargo, como dice el conocido dicho popular, todo en exceso es malo, y el uso desmesurado de yodo, no es la excepción. Aunque estas sustancias tiene grandes beneficios sobre problemas de salud en específico, automedicarse grandes cantidades puede ser contraproducente.

Es importarte resaltar que el cuerpo necesita yodo para generar suficientes hormonas tiroideas. Es de suma importancia tener en cuenta que estas hormonas son las encargadas de controlar el metabolismo del cuerpo y muchas otras funciones importantes.

Es fundamental el consumo de Yodo para fortalecer los huesos. | Foto: Copyright Dazeley

Sin embargo, ‘no todo lo que brilla es oro’, y el yodo también tiene efectos pocos positivos en el organismo. Así lo confirmó la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo. Quienes por medio de un estudio científico demostraron algunos efectos contraproducentes en la persona que los consumen.

Esta Asociación determinó y alertó “sobre los riesgos para la población ante un consumo excesivo de yodo en el país. Si bien este mineral es esencial para la producción de hormonas tiroideas y durante años se ha promovido su consumo, los especialistas prevén que el panorama es distinto a años anteriores y que su ingesta pasó de ser deficiente a excesiva, con probables repercusiones en la salud de los colombianos”, dice el comunicado.

Siendo así, según UNICEF, en el mudo actual el 88% de los hogares en el mundo usan la sal yodada, un alimento esencial en la nutrición de las personas y cuyo consumo moderado puede ser favorable para la salud.

Sin embargo, aún cerca de 2.000 millones de personas están en riesgo de consumir una cantidad deficiente de yodo y alrededor de una tercera parte de la población mundial vive en zonas afectadas por alguna carencia de yodo.

La sal en Colombia posee cantidades de Yodo. | Foto: Julie Toy

Para contrarrestar esta tendencia mundial, desde hace décadas, en Colombia se reguló una normativa para la distribución de sal yodada. Esto con el propósito de corregir la gran mayoría de desórdenes ocasionados por la deficiencia de este elemento; algunos de los efectos de su consumo insuficiente se ven reflejados en el desarrollo fetal e infantil, en la función cognitiva durante la niñez, trastornos de la tiroides, entre otros.

“Como estrategia segura y eficaz para la prevención y el control de los trastornos causados por la carencia de yodo, los organismos nacionales e internacionales de salud recomiendan enriquecer con este mineral toda la sal de calidad alimentaria que se utiliza en los hogares y en la elaboración de los alimentos. Es oportuno aclarar que, en el caso de Colombia, según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional la población presenta exceso en la ingesta de yodo en el país. Sin lugar a duda, los asuntos relacionados con el exceso o deficiencia de consumo de yodo son un problema de salud pública”, comenta la Dra. Katherine Restrepo, presidente de la Asociación Colombiana de Endocrinología Diabetes y Metabolismo.

El yodo en la historia de la salud de Colombina

En Colombia se logró controlar los desórdenes por deficiencia de yodo por las medidas tomadas desde la década de 1950, cuando se inició el programa de suministro de este elemento a la población a través del programa de yodación universal de la sal.

El laver, es un alga comestible, que además de ser una gran fuente de potasio y vitamina C, contiene una gran cantidad de yodo que sirve para el control de la tiroides. | Foto: Getty Images

Después de continuos altibajos en la implementación, en 1998 Colombia fue finalmente declarado país libre de los desórdenes por deficiencia de yodo. Esta calificación la dio diferentes entidades internacionales como la UNICEF y la OMS.

Sin embargo, ahora la mirada de los especialistas se concentra en controlar el consumo excesivo de este elemento en el territorio nacional, pues la normatividad de su consumo es más elevada que en otros países.