Es importante aclarar que ni el frío ni el calor por sí mismos tienen la capacidad de causar enfermedades. Lo que pueden hacer es generar condiciones ambientales que afecten la salud, como una menor ventilación en las casas, debido a las bajas temperaturas, o promover hábitos en las personas, como desabrigarse en lugares calefaccionados, que podrían desencadenar reacciones en el organismo.
El sistema inmunológico es fundamental en la protección de nuestro organismo. Está formado por células, órganos y proteínas que trabajan en conjunto para mantener un equilibrio constante. Sin embargo, este equilibrio puede ser amenazado por diversas situaciones, como el estrés o los elementos del medio ambiente. A pesar de los cambios de temperatura, el sistema inmune está preparado para actuar de manera adecuada y mantener su funcionamiento equilibrado.
El médico especialista en inmunología, Pablo Mannucci, explicó que si bien los cambios de temperatura ocurren todo el tiempo, el cuerpo humano se mantiene generalmente a 37°C, y el sistema inmunológico puede actuar de forma adecuada en esas condiciones.
Sin embargo, si una persona tiene deficiencias inmunológicas debido a una alimentación inadecuada, estrés u otros factores, podría estar más propensa a enfermar frente a ciertos patógenos.
Por otro lado, la mejor manera de protegerse frente a diversos patógenos es mantener las vacunas al día. Al vacunarnos, generamos memoria inmunológica, lo que permite una respuesta inmune más rápida y efectiva cuando nuestro cuerpo se enfrenta a un microorganismo.
Para potenciar el sistema inmunológico frente a los cambios de temperatura, es importante considerar algunos hábitos saludables:
1. Mantener una buena alimentación, evitando los ultraprocesados y favoreciendo una dieta equilibrada y variada.
2. Evitar la exposición prolongada a ambientes extremadamente calientes o fríos, adaptándonos gradualmente a las condiciones.
3. Usar ropa adecuada según la temperatura para evitar problemas de salud.
4. Mantener hábitos regulares de sueño para que el sistema inmunológico funcione eficientemente.
Comer para estar sano
La alimentación juega un papel crucial en nuestra inmunidad. Se destaca la relación directa entre la salud del intestino y nuestro sistema inmunológico. Al mejorar la microbiota intestinal, fortalecemos nuestra barrera de defensa y reducimos las posibilidades de infecciones.
La Dra. Marianela Aguirre Ackermann, especialista en Medicina Interna y Nutrición, destaca la importancia de nutrientes clave como las Vitaminas C y D, y el Zinc, que tienen una fuerte evidencia para fortalecer nuestra inmunidad. Cada nutriente cumple un papel esencial en diferentes aspectos de nuestra respuesta inmune:
- Para proteger nuestra barrera física (piel, mucosas respiratorias y gastrointestinales), necesitamos las vitaminas A, D, C, E, B6, B12, ácido fólico, hierro y zinc.
- Para colaborar en la respuesta inflamatoria, son esenciales las vitaminas A, C, E, B6, zinc, hierro, cobre, selenio y magnesio.
- Para cuidar nuestra respuesta inmune innata, debemos incluir en nuestra dieta vitaminas A, C, D y E, hierro, zinc, cobre, selenio y magnesio.
- Y para la respuesta inmune adaptativa (células T, anticuerpos, inmunidad mediada por células), desempeñan un papel clave las vitaminas A, D, C, E, B6, B12, ácido fólico, zinc, hierro, cobre y selenio.
Es importante saber dónde encontrar estos nutrientes clave:
- Zinc: se encuentra en carne de vaca y cerdo, huevos y arroz integral.
- Vitamina C: presente en cítricos, tomate, kiwi, melón y pimientos.
- Hierro: se encuentra en carnes, lentejas y espinacas.
- Cobre: presente en alimentos integrales, hígado, lentejas y frutos secos.
- Selenio: se encuentra en pescados, carnes de vaca, pollo, nueces y arroz integral.
- Vitamina A: presente en carne de vaca, pescado, aves y lácteos.
- Vitamina E: se encuentra en aceites vegetales y frutos secos.
- Vitamina B6: presente en atún, legumbres, carne de vaca, cerdo y aves, nueces, granos enteros y cereales fortificados.
- Vitamina B12: se encuentra en hígado, huevos, carne de vaca y pollo.
En resumen, la alimentación adecuada y balanceada juega un rol crucial en nuestra inmunidad. Fortalecer nuestra microbiota intestinal y asegurarnos de obtener los nutrientes esenciales nos ayudará a proteger nuestra salud y prevenir enfermedades. Comer frutas y verduras en variedad y cantidad es una excelente manera de lograrlo, y es importante que los más pequeños aprendan estos hábitos saludables desde temprana edad.