La glucosa es un tipo de azúcar simple, es un componente fundamental en la nutrición y el metabolismo de los seres vivos, y se encuentra en muchos alimentos, especialmente en aquellos ricos en carbohidratos. Esta, circula en la sangre y se utiliza como fuente de energía por las células del cuerpo.
Pero para que la glucosa pueda ingresar a las células y ser utilizada como combustible, se requiere la presencia de insulina, una hormona producida por el páncreas. La insulina ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre, permitiendo que la glucosa ingrese a las células y se almacene o utilice según sea necesario. Sin embargo, tener niveles demasiado altos (hiperglucemia) o demasiado bajos (hipoglucemia) pueden tener efectos adversos en el funcionamiento del cuerpo, haciendo padecer a la persona de enfermedades como la diabetes.
Así las cosas, para muchos, la actividad física regular puede ser beneficiosa para controlar los niveles de glucosa en sangre, especialmente en personas con diabetes.
En cuanto a las horas, no hay una estipulada, pero se recomienda realizar ejercicio con frecuencia, este puede ser incluso antes de las comidas, pues se considera que puede ayudar a reducir los niveles de glucosa en sangre al aumentar la sensibilidad a la insulina, y mejorar la captación de glucosa por parte de los músculos.
Ahora bien, la consistencia es clave para obtener beneficios sostenidos en el control de la glucosa. No obstante, si tiene diabetes, es crucial monitorear sus niveles de glucosa antes y después del ejercicio para entender cómo responde su cuerpo. Esto le ayudará a ajustar la medicación, la ingesta de alimentos y el tipo de ejercicio.
Controle su insulina
- Dieta balanceada: Consuma una dieta rica en alimentos integrales, como frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables.
- Control de porciones: Mantenga un equilibrio adecuado entre proteínas, carbohidratos y grasas en cada comida.
- Carbohidratos de bajo índice glucémico: Elija carbohidratos de bajo índice glucémico, que se absorben lentamente y no provocan aumentos abruptos en los niveles de glucosa e insulina.
- Fibras: Incorpore alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y granos enteros, ya que ayudan a ralentizar la absorción de glucosa y a mejorar la sensibilidad a la insulina.
- Grasas saludables: Opte por grasas saludables, como las presentes en aguacates, nueces, aceite de oliva y pescado graso, en lugar de grasas saturadas y trans.
- Evitar el estrés crónico: El estrés crónico puede afectar negativamente los niveles de insulina. Practique técnicas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración profunda o el yoga.