La tiroides, una pequeña glándula con forma de mariposa ubicada en el cuello, justo frente a la tráquea en la conocida nuez o manzana de Adán, juega un papel crucial en la regulación de múltiples funciones del cuerpo. Compuesta por dos lóbulos simétricos unidos por un istmo. La glándula tiroides controla la liberación de hormonas T3 y T4, cuya producción es supervisada por la hipófisis a través de la TSH para mantener niveles óptimos.
El yodo, esencial para el funcionamiento tiroideo, se adquiere mediante la alimentación y se convierte en las mencionadas hormonas tiroideas. Una ingesta diaria de aproximadamente 150 μg de yodo, satisfecha fácilmente con sal yodada, pescado, mariscos, huevos y productos lácteos, es recomendada. Mantener una alimentación equilibrada y moderar el consumo de ciertos elementos es crucial.
Diversos estudios destacan la influencia de la dieta en la salud tiroidea y proponen estrategias nutricionales para tratar enfermedades tiroideas comunes, como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo.
Hipotiroidismo y consideraciones alimenticias
El hipotiroidismo, donde la glándula tiroides produce insuficientes hormonas, demanda un enfoque nutricional específico. Además de la medicación, una dieta diseñada por un nutricionista puede ser beneficiosa.
Para que la tiroides genere T3 y T4, el yodo es esencial, y este se obtiene de alimentos como vegetales y mariscos. También se debe procurar el consumo de selenio, un mineral importante para la función tiroidea y la salud en general. Fuentes de selenio incluyen nueces de Brasil, atún, sardinas, huevo, carne de res y pollo.
Así como el Zinc, que ayuda en la conversión de la hormona tiroxina (T4) en la forma activa triyodotironina (T3). Las fuentes de zinc incluyen carnes rojas, nueces, semillas y legumbres.
La deficiencia de hierro es común en personas con hipotiroidismo y puede agravar la fatiga. Fuentes de hierro incluyen carne roja, jamón, pescado, espinacas y legumbres. La fibra también ayuda a mantener un equilibrio en el metabolismo y puede ayudar a controlar el aumento de peso asociado con el hipotiroidismo. Frutas, verduras, legumbres y granos enteros son buenas fuentes de fibra.
Los antioxidantes ayudan a combatir el estrés oxidativo y la inflamación, comunes en las personas con hipotiroidismo. Frutas y verduras de colores brillantes, como zanahorias, espinacas y brócoli, son ricas en antioxidantes.
Hipertiroidismo y la alimentación para equilibrar
El hipertiroidismo, caracterizado por la sobreproducción de hormonas, también puede ser influenciado por la dieta. Se sugiere consumir alimentos que reduzcan la absorción de yodo, limitar nutrientes que promueven la producción tiroidea y aumentar antioxidantes, como el selenio, para equilibrar el sistema inmunológico y endocrino.
El hipertiroidismo puede aumentar el riesgo de osteoporosis debido a la pérdida de calcio en los huesos. Consumir alimentos ricos en calcio, como productos lácteos bajos en grasa, verduras de hojas verdes y alimentos fortificados con calcio, puede ayudar a mantener la salud ósea.
La vitamina D es importante para la absorción de calcio y también puede ayudar a regular la función inmunológica. Puedes obtener vitamina D a través de la exposición solar y el consumo de pescados grasos, yemas de huevo y alimentos fortificados.
Los antioxidantes ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo asociados con el hipertiroidismo. Consume una variedad de frutas y verduras de colores brillantes como espinacas, zanahorias y brócoli. El selenio es un mineral que puede ayudar a regular la función tiroidea. Fuentes de selenio incluyen nueces de Brasil, pescado, huevo y carne magra.
La cafeína puede aumentar la actividad del sistema nervioso y empeorar los síntomas del hipertiroidismo, como la ansiedad y el insomnio. Limita el consumo de café, té y bebidas energéticas. Algunos alimentos y bebidas, como el chocolate y los alimentos picantes, pueden estimular la glándula tiroides y agravar los síntomas. Es recomendable reducir su consumo.