Los gatos no son como los perros, son animales independientes, distantes y, en ocasiones, malhumorados. Además, no suelen acudir a las llamadas de sus dueños o de personas ajenas tan alegremente como un can. Sin embargo, hay formas de llamarles. Ellos muchas veces no prestan atención cuando se les habla, aunque conozcan a la perfección a sus dueños, e incluso aunque convivan con ellos. Son mascotas que deciden cuándo hacer caso a los humanos y cuándo no, independientemente de que se les llame por su nombre o no.
Un grupo de científicos franceses de la Universidad de París Nanterre demuestran que no todos atienden al llamado de la misma manera. Por esa razón, se ha investigado el comportamiento de doce felinos que vivían en un bar de gatos de la ciudad, y se han presentado los resultados en un estudio de la revista ‘Animals’.
Lo primero es tratar de entender cómo hacer para que atiendan al llamado si ni siquiera conoce al gato. Hay una manera coloquial para atraer a los gatos que tal vez creas que no sabes, pero seguro no funcionan todo el tiempo.
Por esa razón, para analizar su comportamiento, los científicos primero se aseguraron de que los felinos estaban cómodos con su presencia. Una vez acostumbrados al investigador, a cada gato se le puso en una habitación con un científico, con el que interactuó de cuatro formas diferentes.
Los investigadores llamaron al gato usando solo su voz; después gesticularon pero no hicieron sonido; vocalizaron e hicieron gestos para hablar y, por último, permanecieron sentados sin hacer ningún gesto ni pronunciar sonido alguno, como señala ‘Guru Meditation’.
Ellos también observaban que los gatos se acercaban más cuando las personas gesticulaban y hablaban en dirección a los felinos. Además, los animales reaccionaban más rápido a las señales solo visuales que a las señales únicamente auditivas. Este último hallazgo fue inesperado para los científicos, dado que los gatos no suelen ser tan buenos siguiendo gestos.
Por otro lado, los expertos observaron que los gatos movían la cola con más frecuencia cuando había solo señales vocales. Cuando menos la movían era cuando la persona se quedaba inmóvil. Esto es curioso porque, al contrario de los perros, los felinos mueven la cola cuando están estresados e incómodos.
Una palabra clave
La palabra en cuestión tiene muchas variantes que dependen del lugar geográfico en el que sea utilizada. Esta interjección hunde sus raíces en la sabiduría popular y, durante décadas y décadas de existencia, ha visto cómo surgían numerosas variaciones de la misma palabra aunque todas ellas sirven de una forma u otra para atraer a los gatos.
Da igual cómo la pronuncies, puesto que muchas veces lo importante es la actitud que muestres ante el gato para que le transmitas tranquilidad y no te vea como un peligro o una amenaza.
La palabra en cuestión imita el sonido de un siseo suave que es, precisamente, lo que se utiliza para captar la atención del felino e intentar despertar su curiosidad y, al mismo tiempo, tranquilizarlo.
Este sonido, el siseo del que hablamos, les llama poderosamente la atención y por eso es fácil que atiendan. Si, además, lo hace en cuclillas, a su mismo nivel respecto del suelo, ganará puntos porque los gatos le verán menos como una amenaza. Y ya si une este siseo con un rápido movimiento de dedos al más puro estilo del gesto que internacionalmente se asocia con el dinero (frotar de manera suave el dedo pulgar contra los dedos índice y corazón), mejor que mejor.