La diabetes, las enfermedades cardiovasculares e incluso el cáncer, son algunas de las consecuencias graves que podría ocasionar la obesidad, una condición que según las estimaciones de la Federación Mundial de Obesidad dentro de 12 años, es decir, para 2035 podría padecer el 51 % de la población mundial, unos 4.000 millones de personas.
La situación no es lejana al contexto colombiano si se tiene en cuenta que de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud, la prevalencia del sobrepeso en Colombia en adultos entre los 18 y 64 años de edad es del 37 %, mientras que de obesidad es del 18,7 %.
Este panorama prende las alarmas sobre todo en relación con patrones como los hábitos alimentarios y la práctica de ejercicio físico constante como elementos básicos de un estilo de vida saludable, y aunque existen dietas, tratamientos y herramientas profesionales cada vez más avanzadas, la ciencia continúa explorando las causas y posibles curas de esta condición.
Es así como en las últimas semanas un grupo de expertos del Instituto de Inmunología de la Facultad de Medicina y Centro de Ciencias de la Vida Tsinghua-Peking de la Universidad de Tsinghua, en China, logró identificar el gen del receptor del factor de crecimiento opioide (Ogfr) como una primicia prometedora de cara al desarrollo de terapias para tratar la obesidad.
La investigación publicada en la revista especializada Life Metabolism de la Universidad de Oxford, estableció que el Ogfr aumenta la oxidación de lípidos y promueve la producción de calor en los tejidos grasos. Este gen se expresa en gran medida en los adipocitos, y es difícil mantener la temperatura corporal central durante la exposición al frío.
El estudio que fue llevado a cabo con ratones demostró que se redujo la oxidación de ácidos grasos, se deterioró la tolerancia a la glucosa y aumentó la inflamación de los tejidos en estos animales con obesidad inducida por la dieta y a los cuales se les sustrajo este gen.
“La investigación adicional sobre el mecanismo de oxidación de lípidos mediado por OGFr podría resultar útil para desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para la obesidad y los trastornos metabólicos. Además, el funcionamiento relacionado de OGFr en adipocitos humanos abre la posibilidad de traducir estos hallazgos a entornos clínicos, donde las intervenciones farmacológicas basadas en este gen podrían mejorar las actividades de las grasas y también hacerlo con los rangos de salud metabólica”, manifestó Wenwen Zeng, el primer autor del documento.
Las investigaciones también realizadas en seres humanos demostraron que las actividades del tejido adiposo, al igual que en los ratones, responden a los cambios ambientales o a la dieta, lo que sugiere el potencial beneficioso de su intervención por medio de procesos terapéuticos.
¿Cómo controlar la obesidad?
Mantener un peso adecuado no responde a una única solución ya que sus causas pueden ser múltiples, por lo tanto se requieren medidas integrales que de poco o nada servirán si se aplican aisladamente.
La alimentación saludable es una de las principales medidas. Aquí es necesario aumentar el consumo de frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y alimentos bajos en grasas saturadas y azúcares añadidos, evitad los alimentos procesados y ricos en calorías vacías.
En cuanto al control de las calorías es necesario consumir alimentos densos en nutrientes pero bajos en calorías, algo que va a su vez de la mano con los excesos en las porciones de las comidas. Aprender a escuchar las señales de saciedad del organismo y comer lentamente es fundamental.
Acompañado de la alimentación está el ejercicio físico, con al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a intensa por semana, combinada con ejercicios de fuerza y flexibilidad.
En cuanto a los estilos de vida es fundamental priorizar la calidad del sueño, limitar el consumo de alcohol y evitar el tabaco.