El azúcar se obtiene de los alimentos o productos que son ricos en esta sustancia. En el organismo se convierte en glucosa y resulta siendo la principal fuente de energía del cuerpo.
La insulina, una hormona excretada por el páncreas, permite el acceso de la misma a las células. Sin embargo, cuando los niveles de esta son muy altos en la sangre, impiden que la insulina realice su función.
Esto termina generando el padecimiento de una enfermedad crónica y metabólica como la diabetes. Con el paso del tiempo, esta afección daña el corazón, los riñones, el hígado y los vasos sanguíneos.
El aumento de la sed, la micción frecuente, los problemas de visión, la debilidad o fatiga, las heridas que tardan en sanar y el hormigueo en las manos y en los pies son sus principales síntomas.
Por su parte, la presión arterial “es la fuerza de su sangre al empujar contra las paredes de sus arterias. Cada vez que su corazón late, bombea sangre hacia las arterias. Su presión arterial es más alta cuando su corazón late, bombeando la sangre. Esto se llama presión sistólica. Cuando su corazón está en reposo, entre latidos, su presión arterial baja. Esto se llama presión diastólica”, explica Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
“Cuando su presión arterial se mantiene mucho tiempo alta, hace que el corazón bombee con más fuerza y trabaje demasiado, lo que puede ocasionar serios problemas de salud, como ataque cardiaco, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca e insuficiencia renal. La presión arterial alta no tiene síntomas. Por ello, la única manera de averiguar si usted tiene presión arterial alta es a través de chequeos regulares cuando visita a su proveedor de atención médica”, agrega la entidad.
Por su parte, la visión es la capacidad de captar imágenes, esto se hace a través de los ojos. Los ojos tienen tres capas; la primera de ellas es la externa, que se compone por la esclerótica y la córnea. La segunda es la media, que se compone por el coroides, el iris, el cuerpo ciliar y el cristalino. La tercera es la interna, en la que figuran la retina, el humor acuoso y el vítreo.
Las enfermedades oculares más comunes son la cataratas, el daltonismo, la miopía, el astigmatismo, la retinopatía diabética, el síndrome del ojo seco, la ambliopía, la degeneración macular relacionada con la edad, entre otras.
Son pocos los alimentos que ayudan a bajar los niveles de glucosa en la sangre, controlar la presión arterial y mejorar la visión. Sin embargo, hay una fruta muy conocida que ayuda a cumplir estos objetivos. Se trata del melocotón, el cual tiene su origen en China.
“Su contenido en fibra es alto y esto hace que los hidratos de carbono se absorban progresivamente evitando picos de azúcar en sangre (glucemia)”, indica.
Además, “debido a su alto contenido en potasio y a su bajo aporte de sodio, el melocotón es un alimento muy interesante para incluir en la dieta habitual de personas con hipertensión o con cierta propensión a tener la tensión arterial alta”, afirma la plataforma digital La Vanguardia.
De igual manera, esta fruta es muy rica en antioxidantes, compuestos que son de vital importancia para fortalecer y mejorar la salud visual, pues evitan el surgimiento de la cataratas.
Su consumo, como todo alimento, debe ser moderado, sin llegar a un exceso. Además, lo recomendable es ingerir melocotón en su propio estado, pues en jugos o en zumos pierde la mayoría de sus nutrientes.