Las enfermedades degenerativas son un grupo de trastornos médicos que se caracterizan por el deterioro progresivo de las funciones y estructuras de ciertos tejidos u órganos del cuerpo, generalmente debido a factores biológicos, genéticos y ambientales.

Estas enfermedades suelen empeorar con el tiempo y afectan la calidad de vida de quienes las padecen. Una de las más conocidas es precisamente el Alzheimer.

Se trata de un tipo de demencia que afecta principalmente la función cognitiva, incluyendo la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Aunque no se comprende completamente su origen, se cree que una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida contribuyen al desarrollo de la enfermedad.

El Alzheimer es una condición que en muchas ocasiones aparece como producto de la edad. | Foto: GettyImages

En el Alzheimer, se observa la acumulación de placas de proteína beta-amiloide en el cerebro, así como ovillos neurofibrilares compuestos de la proteína tau. Estas acumulaciones interfieren con las señales de comunicación entre las células nerviosas, lo que conduce a la disfunción y, finalmente, a la muerte celular.

A medida que la enfermedad progresa, los síntomas empeoran. Los pacientes pueden experimentar pérdida de memoria a corto plazo, dificultades para comunicarse, cambios en la personalidad y el comportamiento, confusión, dificultad para realizar tareas cotidianas y, en las etapas avanzadas, pueden perder la capacidad de cuidar de sí mismos.

Actualmente no existe una cura definitiva para el Alzheimer, pero existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La investigación sobre esta enfermedad continúa en busca de comprender mejor sus causas y desarrollar tratamientos más efectivos.

No obstante, en la prevención tanto de esta como de otras patologías la limentación juega un factor fundamental. Muchos de estos padecimientos están relacionados con el estrés oxidativo en el cuerpo y los antioxidantes presentes en ciertos alimentos como las frutas y verduras, ayudan a neutralizar los radicales libres y reducir el daño oxidativo en las células.

Una exposición moderada al sol, es una de las mejoras formas de adquirir vitamina D

Una alimentación adecuada puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en la sangre, lo que es especialmente importante en la prevención y el manejo de la diabetes tipo 2, una enfermedad degenerativa relacionada con la resistencia a la insulina, así como la artritis reumatoide y la enfermedad cardíaca, afecciones asociadas a inflamaciones severas y que pueden combatir alimentos como los pescados grasos, nueces, semillas y verduras de hojas verdes.

Según algunos estudios, para el caso puntual de las enfermedades degenerativas, la vitamina D es uno de los mejores compuestos. Esta es una sustancia soluble en grasas que se compone de varias formas, siendo las dos más importantes la vitamina D2 (ergocalciferol) y la vitamina D3 (colecalciferol).

La vitamina D2 se obtiene principalmente de fuentes vegetales y suplementos, mientras que la vitamina D3 se sintetiza en la piel cuando esta se expone a la luz solar ultravioleta B (UVB). Ambas formas de vitamina D deben ser convertidas en su forma activa a través de procesos metabólicos en el hígado y los riñones antes de que puedan ser utilizadas por el cuerpo.

La vitamina D es conocida por su papel en el metabolismo del calcio y del fósforo, lo que es crucial para la salud de los huesos y los dientes. Ayuda en la absorción de calcio en el intestino y su reabsorción en los riñones, lo que mantiene los niveles de calcio en la sangre en un rango normal.

Sin embargo, además de su función en la salud ósea, la vitamina D también tiene una serie de otros roles importantes en el cuerpo, incluyendo su impacto en el sistema inmunológico y en la regulación de la función celular.

Sardinas: Como todos los “pescados azules”, son una excelente fuente de ácidos grasos omega-3. Pero además, contienen otros ácidos: los omega-6, que previenen distintas enfermedades.

Es importante destacar que si bien la vitamina D puede tener un impacto positivo en la prevención de enfermedades degenerativas, no es la única variable en juego y su relación con estas enfermedades es compleja.

La exposición solar controlada y una dieta equilibrada que incluya fuentes de vitamina D como pescados grasos, huevo y productos fortificados, son formas de asegurar niveles adecuados de esta vitamina en el organismo.