Un estudio de la Asociación Americana del Corazón revela las consecuencias que el consumo de alcohol tiene para la tensión arterial. De acuerdo con la investigación de la revista ‘Hypertension’, la ingesta diaria de bebidas alcohólicas afecta las mediciones de la presión arterial.

La investigación incluyó el análisis de siete estudios, con 19.548 participantes a los que se les hizo seguimiento por un periodo de entre cuatro y doce años (5,3 años, en promedio). Aunque el cambio se asoció con una cantidad limitada de alcohol, solo la ingesta de una ración al día tenía influencia en la tensión arterial.

“El principal hallazgo de nuestro metanálisis fue que el consumo habitual de alcohol al inicio se asoció positivamente con el cambio a lo largo del tiempo tanto en hombres como en mujeres, con un patrón sustancialmente lineal”, detalla el estudio.

El alcohol tiene una relación directa con el aumento de la presión arterial. | Foto: Getty Images

Sobre la población que participó en la investigación, el documento explica que se encontraban entre los 20 y los 70 años. Cabe decir que la información analizada se recopiló de varios estudios que fueron realizados en Estados Unidos, Corea y Japón, y publicados entre 1997 y 2021.

Así, el grupo de investigadores concluyó que el consumo de alcohol se asoció positivamente con los cambios en la presión arterial tanto en asiáticos como en norteamericanos sin diagnóstico previo de hipertensión arterial u otras enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades hepáticas, alcoholismo o consumo excesivo de alcohol.

Incluso, en adultos sin hipertensión, las mediciones de la presión arterial pueden incrementar de forma más pronunciada con el paso de los años a medida que aumenta el número de bebidas alcohólicas diarias. “Nuestros resultados confirman que el alcohol contribuye de forma significativa. Se aconseja limitar su consumo, y evitarlo aún mejor”, explicó el investigador de la Universidad de Boston, Estados Unidos.

El análisis de los investigadores no solo se basó en el número de bebidas que los participantes consumían en determinado periodo de tiempo, sino que también tuvo en cuenta los gramos de alcohol ingeridos. Por eso, explica la Asociación Americana del Corazón se midió tanto la presión arterial sistólica (número superior) como la diastólica (cifra inferior).

La diferencia entre ambas es que la sistólica aumenta de forma constante con la edad y es un indicador del riesgo de enfermedad cardiovascular. Además, la presión sistólica se refiere a la presión de la sangre en la arteria cuando se contrae el corazón y, por tanto, es superior. Mientras tanto, la presión arterial diastólica es la presión de la sangre en la arteria cuando el corazón se relaja entre latidos.

De acuerdo con el análisis, la presión arterial sistólica aumentó 1,25 milímetros de mercurio (mmHg) en las personas que consumían alrededor de 12 gramos de alcohol al día, aumentando a 4,9 mm Hg en las que ingerían una media de 48 gramos diarios.

La hipertensión es un factor de riesgo significativo para enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio, accidente cerebrovascular. | Foto: Getty Images

En cuanto a la diastólica, aumentó 1,14 mmHg en las personas que consumían una media de 12 gramos de alcohol diarios, elevándose a 3,1 mm Hg en aquellos que bebían una media de 48 gramos de alcohol al día. Estas últimas asociaciones se observaron en varones, pero no en mujeres.

¿Cuáles son los valores normales de la presión arterial?

La presión arterial es la fuerza ejercida por la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos. El portal web Medlineplus explica que a través de la medición de la tensión en las arterias se obtienen dos valores, que indican la presión durante los latidos del corazón: la tensión arterial sistólica (alta) y la diastólica (la baja).

Los valores normales de esta son expresados en milímetros de mercurio (mmHg) y se considera que la presión arterial media es de 120/80 mmHg.

El rango de valores normales para adultos es de 90/60 mmHg a 140/90 mmHg. Tener una tensión arterial inferior a 90/60 mmHg se considera tensión baja, mientras que valores superiores a 140/90 mmHg indican hipertensión.

Si los valores oscilan entre 120/80 mmHg y 139/89 mmHg, se considera “normal, alta” y requiere vigilancia según la Fundación Española del Corazón.