Uno de los factores que afectan la salud y el bienestar de las personas es la alimentación. A través de ella, los seres humanos adquirimos nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo, las cuales no podemos producir por nosotros mismos.
Los que se pueden encuentran en gran parte de los alimentos son llamados macronutrientes, ejemplo de ellos son los hidratos de carbono, las proteínas y los lípidos.
Por el contrario, aquellos que están en pequeña cantidad se llaman micronutrientes, estas son las vitaminas y los minerales.
Al conocer los tipos de nutrientes y reconocer la manera en la que el cuerpo adquiere la energía necesaria para funcionar de la mejor manera, se puede sacar mejor partido de la alimentación con el objetivo de combinarlos de una manera adecuada y suplir las necesidades nutricionales.
¿Qué tipos de vitaminas existen?
Estos son micronutrientes necesarios para que, entre otras cosas, los alimentos se transformen en energía y fortalezca las estructuras del cuerpo. Según los nutricionistas, casi todas las vitaminas son fuente de coenzimas y regulan las enzimas del metabolismo.
Las vitaminas se clasifican en dos: hidrosolubles y liposolubles. En el primer grupo se encuentran la vitamina B1 o tiamina; la B2 o riboflavina; los equivalentes de niacina y el ácido fólico o vitamina B6. En el segundo grupo se encuentran las vitaminas A, D, E y K.
El colágeno y el sistema inmune
Uno de los nutrientes más conocidos que cuenta con estas propiedades es la vitamina C. Esta es una vitamina hidrosoluble que está presente en algunos alimentos y es vital para el correcto funcionamiento del cuerpo humano, ya que ayuda a la producción de colágeno.
Según los Institutos Nacionales de la Salud o NIH, el organismo requiere de una buena cantidad de vitamina C para crear colágeno, una proteína que es vital para la cicatrización de las heridas, para mantener los huesos fuertes y fortalecer los tendones y la piel. Es por esta razón que muchos productos cosméticos tienen este componente, ya que también es muy importante para que la piel se mantenga joven y tersa.
Esta vitamina también ayuda a que el hierro que está presente en los alimentos se absorba de una mejor manera y sea aprovechada por el organismo. Además, ayuda a que el sistema inmune, que es el que protege al cuerpo humano contra el ataque de enfermedades, esté siempre fuerte.
Aunque la posibilidad de un resfriado existe aunque las personas tengan una buena reserva de vitamina C, los expertos de NIH afirman que los síntomas podrían ser más leves, no ser tan frecuentes y la duración de este padecimiento sería menor.
Como si todo lo anterior no fuera suficiente, la vitamina C actúa es un poderoso antioxidante, ya que contribuye a que las células del cuerpo estén protegidas contra la acción de los radicales libres, compuestos que se crean cuando el organismo transforma los alimentos consumidos en energía.
Además, los expertos en salud consideran que los radicales libres pueden formarse en el aire por el humo del cigarrillo, la contaminación del ambiente y los rayos del sol ultravioleta.
¿Dónde se encuentra la Vitamina C?
Gracias a todas las funciones de la vitamina C expuestas anteriormente, una duda que muchos deben preguntarse en dónde se puede conseguir este nutriente que es tan importante en el organismo.
Las fuentes más grandes de estos nutrientes son las frutas y verduras, por esta razón su consumo no debe ser opcional, ya que, además de la Vitamina C, estos alimentos son fuente de muchas otras vitaminas necesarias para el correcto funcionamiento del cuerpo.
Las frutas ácidas como las naranjas o el kiwi contienen vitamina C, de la misma manera que el brócoli, las fresas, el melocotón y el tomate.