La situación actual de aislamiento preventivo por causa del Covid-19 ha llevado a la gran mayoría de personas en el mundo a cambiar hábitos y costumbres de su vida cotidiana. Algunos han tenido que implementar nuevas estrategias de adaptación laboral y familiar en beneficio de su salud y la de todos.
Sin embargo, surge un inconveniente frente a estas medidas que radica en que los seres humanos somos gregarios por naturaleza, es decir, necesitamos de ciertos vínculos con el exterior para poder, de manera socio afectiva, mantener la salud mental; pero cuando se presenta la pérdida de los espacios sociales o incluso, de algo material como el trabajo o un sueldo, el escenario en las condiciones actuales puede generar crisis, pues las medidas de distanciamiento social y afectivo rompen los lazos de apego y seguridad emocional, creando un proceso al que se le suele llamar duelo.
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Según el especialista Jeison Cárdenas Gómez, líder de la Unidad Nacional de Duelo de Grupo Recordar, a este proceso se le conoce como “elaboración del duelo” y es una etapa necesaria en cualquier tipo de pérdida para que una persona pueda creer y confiar en que se puede avanzar.De esta manera, el duelo no solo se vive a través de la muerte sino también por el cambio, por una obligatoriedad de seguir adelante.
La elaboración del mismo incluye también las renuncias conscientes e inconscientes de los sueños y las ilusiones de libertad, de poder y de seguridad; en esta categoría también entra la pérdida de un espacio laboral, situación recurrente que, para el beneficio de todos y la contención del virus, han tenido que sopesar empresas y colaboradores.
Para manejar este tipo de procesos, el psicólogo y especialista Jeison Cárdenas expone que hay diferentes etapas por las que pasan las personas en medio de cualquier crisis: ya sea por fallecimiento, pérdida laboral, inestabilidad emocional o cambio abrupto de una situación de confort. Es necesario aclarar que estas se viven en maneras y tiempos diferentes, pero que al final de cuentas se deben entender y vivir para que sean superadas.
1. La negación
Se caracteriza porque la persona no acepta la realidad (de forma consciente o inconsciente). Esto ocurre como mecanismo de defensa y es perfectamente normal. De esta manera, el individuo reduce la ansiedad del momento, pero al mismo tiempo no asimila que ha ocurrido un cambio en su cotidianidad.
Esta etapa se aplica a casi todas las dimensiones de la vida. Hay que respetar sus reacciones.
2. La ira o culpa
La crisis puede causar ira o rabia en una persona por la frustración de no poder controlar la situación, lo que puede llevarla a buscar culpables. Se puede manifestar de diferentes maneras, que van desde la culpa personal y puede proyectarse contra personas, animales o cosas.
Esta etapa es muy sentimental, las emociones están en pugna con los pensamientos racionales. Hay que proporcionarle elementos esperanzadores, acompañarla sin juzgarla o sin enfrentarla.
3. La depresión
A diferencia de las anteriores, la depresión no es un estado emocional, sino anímico, el cual puede ser leve o grave. El impacto por la pérdida de alguien cercano puede llevar a una persona a una situación muy dolorosa, que viene acompañada de una enorme tristeza y una crisis existencial al darse cuenta de que ese alguien no podrá estar físicamente presente en su vida. Lo mismo sucede con el despido del trabajo o la pérdida de la seguridad financiera.
Para muchos colombianos que en la actualidad trabajan en modo de home office, la falta de su espacio laboral tradicional, puede provocarles pequeños trastornos depresivos, que se evidencian en la falta de sueño, el cambio en los hábitos de alimentación, estrés y menos tolerancia al ambiente; sensación de mayor carga laboral y, sobre todo, una desarticulación de horas laborales y horas personales.
Por eso la recomendación del experto es realizar pausas activas, disponer de un buen lugar para trabajar, cuidar la alimentación y disfrutar del tiempo en familia, respetando los horarios. Se puede retomar un pasatiempo o un estudio de un idioma o de un arte.
4. Negociación
En esta etapa, el dolor o malestar lleva, de manera consiente, a buscar una negociación ficticia o simulada, es decir, muchas personas que se enfrentan a la realidad pese a estar afectados por una crisis, intentan superar de manera racional la situación con argumentos que disminuyen su gravedad para no afrontar el problema, sino dejarlo de lado para poder continuar. Hay que propiciarles el desahogo emocional, mediante la expresión de sentimientos.
5. La aceptación
Sucede cuando de manera consciente se asimila la crisis. Esta depende de la capacidad de resiliencia, ya que no es una etapa que represente alegría, sino más bien desapego emocional y comprensión de lo que puede haber sucedido.
Por muy doloroso y complicado que resulte, el duelo se convierte en una oportunidad para el crecimiento personal y la salud mental, siempre y cuando la persona sea capaz de afrontarlo y de integrar la correspondiente pérdida. Se recomienda no intentar escapar del dolor, sino entender que siempre habrán obstáculos y pérdidas de todo tipo en la vida, pero que por lo mismo hay que saberlo manejar y continuar. Se aconseja mantener contactos humanos afectuosos.