La ama de casa Dany Espitia asegura que desde hace siete años sufre de bruxismo, uno de los desórdenes funcionales dentarios más prevalentes, complejos y destructivos que existen. Este consiste en rechinar, chasquear o chocar los dientes y suele hacerse con más frecuencia mientras se duerme.
Sostiene que por esta condición “amanezco muy cansada, me duele la cara, la cabeza, toda la boca. Yo misma siento que aprieto mucho los dientes, no tanto en el día, porque lo controlo, sino en la noche. Cuando estoy dormida de pronto me despierto y siento uff, un dolor en la boca terrible”.
Su odontóloga le recomendó una placa relajante que usó por un buen tiempo y sintió mucho alivio. Ahora, dice esta madre de dos hijas, tiene que retomarla, porque siente que sus muelas se están desgastando.
Ella manifiesta que la pandemia, “es la culpable de que este problema me esté dando más duro, porque así me sienta bien, segura en casita, hay momentos en que me estreso mucho, pues cuando uno piensa que va a acabar, viene más encerramiento, más cuidados e incertidumbre, porque no se sabe cuándo terminará todo esto”.
La crisis sanitaria por el Covid-19 y los problemas de orden público, económico y social que se han acentuado en estos días de paros y protestas, han acrecentado el bruxismo, tanto, que odontólogos consultados por El País como José Fernando Giraldo Niño, del Centro Médico Imbanaco y la IPS S.O.S. Comfandi, lo califican como “otra pandemia”, pues “la sufre más del 90 % de la población mundial”.
Una condición que, agrega el odontólogo Sebastián Medina, padecen niños, adolescentes, adultos y que es muy recurrente en la consulta odontológica.
Así lo percibe la odontóloga Isadora Blanco Pérez, docente del Programa de Odontología de la Universidad Areandina-Pereira, quien sostiene que al reactivarse los servicios odontológicos de forma progresiva desde el segundo trimestre del 2020 se ha evidenciado el aumento acelerado de consultas por dolores en la cara, en el área de los músculos faciales y fracturas de dientes. “Parecería que tenemos un ambiente de estrés desde los hogares que está acelerando el problema de origen emocional que repercute en la salud bucodental”, expresa.
Lea también: Uso excesivo de tecnología genera ansiedad y estrés, conozca como prevenirlo
De acuerdo con Medina, magíster en Ciencias Biomédicas y profesor de la Universidad Javeriana-Cali, el bruxismo se debe a varias razones, entre estas, a factores psicosociales como el estrés y la ansiedad. También a elementos fisiológicos: algunos autores han establecido que puede haber causas de base genética que predispongan a un paciente a tener bruxismo. Además, se debe a circunstancias exógenas como el consumo de alcohol y de algunos medicamentos, a fumar y a vapear (inhalar vapor creado por un cigarrillo electrónico u otro dispositivo).
Manifestaciones clínicas
Son diversas las manifestaciones clínicas del bruxismo. Entre ellas, explican los profesionales consultados, están el apretamiento dental, se rechinan los dientes y producen un sonido tan fuerte que puede despertar a la persona que duerme al lado del afectado, mala mordida, la aparición de desgastes dentales; dientes aplanados, desplazados, fracturados, partidos o flojos. Dolores musculares, dolor de cabeza, hipertrofia en los músculos maseteros o de la masticación (los que están cerca al ángulo mandibular, por eso estos pacientes se pueden ver un poco más cachetoncitos).
El bruxismo, además, aumenta la predisposición a que el paciente tenga problemas, por ejemplo, para masticar o para abrir y cerrar la boca.
Hay fatiga muscular, problemas articulares, por eso empiezan los ruidos de este tipo (se siente como un chasquido, un traqueo). También se puede presentar subluxación (que es cuando el paciente abre y siente como si la mandíbula se fuera a salir de la articulación, pero no se sale). Cuando esto sí sucede se llama luxación.
Se puede presentar hipersensibilidad dental, porque se generan microgrietas en el esmalte y en casos severos el nervio se puede morir, terminan dientes con tratamiento de conducto. También hay dolor de cabeza intenso, de espalda y dificultad para dormir.
Tratamiento
A la fecha, sostiene la odontóloga Blanco, no tenemos un tratamiento ciento por ciento efectivo para el manejo del bruxismo, ni una receta exacta, ya que depende de la condición bucal de cada paciente. Sin embargo, comenta, si una persona presenta dolor facial, sensación de ardor en los dientes al momento de despertar, fractura de algún diente u otro signo, que acuda al odontólogo con el fin de evaluar la sintomatología y comprobar que responde a un diagnóstico de bruxismo.
Como rechinar los dientes tiene principalmente causas psicosociales, resalta José Fernando Gil, odontólogo con posgrado en Biomateriales, Operatorias y Estética Dental, lo que hay que evaluar en primer lugar con el paciente es qué le está produciendo tanta ansiedad y estrés, “que se pregunte por qué está cogiendo su vida a mordiscos”, como él les hace reflexionar a los bruxómanos en consulta.
Por eso, manifiesta, cuando, por ejemplo, a mí me llega un niño de 6, 7, 8 años con bruxismo, hay que mirar qué está pasando en la casa. Asegura que no le recomienda ningún aparato porque no lo usan. “Yo les digo a los padres que con esa plata (la que podrían gastar en un dispositivo) paguen un psicólogo, hagan una terapia en familia o algo, porque hay un problema. El bruxismo de un niño puede estar asociado a su entorno social. Hay muchos niños ansiosos, depresivos y en esta pandemia este encierro los tiene más afectados”.
Similar apreciación tiene Medina Cárdenas, quien señala que ha tomado fuerza la intervención al paciente a través de terapia psicosocial, para poder partir por dónde se puede modelar la ayuda odontológica: tratar de que haga mayor actividad física, que pueda tener acceso a manejos alternativos para hacer meditación, yoga u otra actividad desde el punto de vista psicológico que le permita contrarrestar los niveles de ansiedad y estrés, principales causantes del bruxismo.
Dentro de esa intervención psicosocial los profesionales de la odontología consultados explican que también se hallan las placas miorrelajantes, hechas a la medida de cada paciente.
Estos son unos dispositivos a base de acrílico de diferente naturaleza. La placa se pone en uno de los maxilares, usualmente en el maxilar superior y esto mejora el contacto que hay entre los dientes cuando hay oclusión (cierre de la boca) y termina también protegiendo la dentadura, explica Medina Cárdenas, quien agrega que con el uso de esta férula se puede, de manera paliativa, ir manejando el bruxismo.
Le puede interesar: La lucha contra la hemofilia en tiempos de pandemia
Como el bruxismo no se contempla como una enfermedad, advierte el odontólogo Medina, no se puede hablar de un tratamiento que lo cure, sino que se le hace un manejo para que la contracción muscular que el paciente hace al apretar sus dientes sea menor.
Las placas miorrelajantes que se utilicen, destaca Giraldo Niño, no deben ser blandas. “En boca no puede haber nada blando para un tratamiento de bruxismo. Porque por ejemplo, esas placas que ponen blandas es como tener un chicle en la boca, el paciente empieza a morder y tener movimientos mandibulares. Hay quienes dicen sentir un alivio, incluso en su mordida, una comodidad, pero ese no es un tratamiento para un problema de bruxismo. Tiene que ser una placa miorrelajante rígida y tener presente coadyuvantes como ciertos alimentos. Que la persona en la noche se tome un té relajante para dormir o hay quienes pueden tomar leche caliente para inducir el sueño”.
Para manejar este desorden dentario, complementa el odontólogo y docente Sebastián Medina Cárdenas, también existen terapias farmocológicas y terapias biofeedback. Entre estas últimas está una que se puede hacer desde la fisioterapia, solo en caso de bruxismo nocturno: la estimulación eléctrica sobre los músculos. “Se busca poder hacer una modulación de la tensión de la contracción que generan los músculos cuando han pasado por un proceso de bruxismo”.