El beta-amiloide, una proteína nociva vinculada al desarrollo del alzhéimer, ha sido objeto de interés para los científicos en años recientes. Estudios han revelado la presencia de un hongo común, Candida albicans, en los cerebros de personas que padecen alzhéimer y otros trastornos neurodegenerativos como el párkinson. Este hallazgo ha llevado a algunos investigadores a explorar la posibilidad de que ciertas infecciones externas puedan penetrar el cerebro de mamíferos y desencadenar una respuesta inmunitaria innata, generando síntomas similares a los del alzhéimer.
Recientemente, se han publicado los resultados prometedores de un experimento en animales que podría arrojar luz sobre este fenómeno. Los investigadores descubrieron cómo Candida albicans penetra en el cerebro de los ratones, activa dos mecanismos distintos en las células cerebrales que favorecen su eliminación y produce péptidos parecidos al beta-amiloide.
En 2019, un equipo liderado por expertos del Baylor College of Medicine, en Estados Unidos, informó que Candida albicans puede inducir cambios cerebrales similares a los observados en el alzhéimer. Los ratones infectados con este hongo mostraron alteraciones en la memoria, las cuales se revertían al eliminar la infección. El estudio actual amplía esta investigación para comprender los mecanismos moleculares subyacentes.
El Dr. Yifan Wu, primer autor y científico postdoctoral en pediatría del laboratorio de Corry, explicó en un comunicado de prensa: “Nuestra primera pregunta fue: ¿cómo ingresa Candida albicans al cerebro? Descubrimos que este hongo produce enzimas llamadas proteasas aspárticas secretadas (Saps) que rompen la barrera hematoencefálica, permitiendo así el acceso al cerebro y causando daños”.
Mecanismos neuroinmunes para acabar con el intruso
Los científicos llevaron a cabo un experimento en el cual inyectaron Candida albicans directamente en el cerebro de ratones. Después de cuatro días, los animales fueron sacrificados y sus cerebros fueron analizados. Se tomaron imágenes de diferentes secciones del cerebro y algunas células fueron cultivadas en placas de laboratorio.
Los resultados de este estudio, publicados en la revista Cell Reports, indican que una vez que el hongo entra en el cerebro, activa dos mecanismos neuroinmunes para combatir la invasión.
En el primer mecanismo, una enzima del hongo llamada Saps hace que la barrera hematoencefálica sea más permeable, permitiendo que las células fúngicas accedan al cerebro a través del torrente sanguíneo. Al mismo tiempo, Saps también descompone proteínas similares al beta amiloide, que forman placas en el cerebro en el contexto del alzhéimer. Esto, a su vez, activa unas células especializadas llamadas microglía, encargadas de limpiar las sustancias extrañas en el cerebro.
En el segundo mecanismo, otra secreción del hongo también activa la microglía para eliminar el hongo invasor.
Ambas respuestas inmunitarias resultaron ser muy efectivas para eliminar las infecciones agudas por Candida albicans, un proceso que en ratones sanos generalmente se resuelve en aproximadamente 10 días.
Cuando los científicos interrumpieron intencionalmente la respuesta de la microglía en los cerebros de los ratones, descubrieron que las infecciones fúngicas persistían durante un período de tiempo considerablemente más largo. Esto plantea la posibilidad de que en cerebros menos jóvenes y saludables, esta respuesta inmunitaria pueda verse comprometida.
Aunque por ahora es solo una hipótesis, este estudio demuestra que los péptidos similares al beta amiloide pueden generarse a partir de fuentes externas como este hongo. David Corry, Catedrático Fulbright de Patología y profesor de patología e inmunología y medicina en Baylor, y autor del estudio, señaló: “Este trabajo potencialmente aporta una nueva pieza significativa al rompecabezas del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. La explicación convencional de esta enfermedad sugiere que la acumulación de péptidos tóxicos similares al beta amiloide en el cerebro conduce a la neurodegeneración. La idea predominante es que estos péptidos se producen internamente, siendo nuestras propias enzimas cerebrales las responsables de descomponer las proteínas precursoras del amiloide para generar los péptidos Ab tóxicos”.