Aunque la nuez moscada no es una nuez propiamente dicha, es una especia con un sabor intenso y aromático en el que se mezclan dulce y picante al mismo tiempo, muy popular en la cocina de todas las culturas.
Se trata de la semilla descascarada y seca de moscadero (Myristica fragrans) un pequeño árbol de hoja perenne originario de las Islas Molucas (Indonesia), también conocidas como las “Islas de las Especias”.
La semilla está cubierta por una envoltura que, una vez secada y separada del resto del fruto, se denomina macis y se utiliza como especia al igual que la semilla.
Aunque es muy popular en la repostería, a esta también se le atribuyen beneficios en la salud, como ayudar a controlar la presión arterial alta, aliviar los cólicos menstruales, combatir el exceso de gases y reducir el mal aliento.
Fue una especia muy cotizada en la Edad Media y se dice que en la Inglaterra isabelina, con solo vender unas cuantas nueces, podía obtenerse el dinero suficiente para lograr la independencia financiera de por vida. También se dice que los sacerdotes romanos ya apreciaban las cualidades aromáticas de la nuez moscada y la quemaban como si fuera un incienso.
El fruto fue introducido en Europa por los árabes en el siglo XI, extendiéndose rápidamente su uso entre las clases más acaudaladas y convirtiéndose en un elemento clave en la gastronomía de algunos países de Europa del este hasta el siglo XVIII.
Le puede interesar: La verdura que aporta vitaminas A y C y ayuda a prevenir enfermedades del corazón
Una joya saludable
Es una importante fuente de vitaminas A, B y C, folatos, riboflavina, niacina y minerales como el magnesio, el fósforo, el calcio, el hierro y el potasio.
Es rica en miristicina, eugenol, pineno y sabineno, que son compuestos fenólicos y aceites esenciales con propiedades bactericidas, analgésicas, carminativas y antiespasmódicas.
Actúa como antiinflamatorio natural, siendo utilizada principalmente para aliviar la inflamación intestinal. Su consumo ayuda a prevenir cardiopatías, fortalecer el sistema cardiovascular y favorecer la buena circulación sanguínea.
Al ser consumida con regularidad, es un estimulante del sistema nervioso y contribuye a mantener la concentración, además de actuar como antidepresivo, ya que algunos también le reconocen la capacidad de calmar los nervios y combatir el insomnio.
Sin embargo, su consumo también debe ser moderado, no más de 5 gramos al día. Su uso en exceso puede provocar numerosas reacciones adversas, como somnolencia, mareo, confusión, alucinaciones, sequedad de boca, cansancio, cefalea, entre otros.
Se encuentra fácilmente en los supermercados en forma de semillas o en polvo. Las semillas se pueden rallar en un rallador de boca pequeña. Comúnmente es utilizada para aromatizar recetas como pasteles, panes, carnes, y sopas, pero también se puede agregar a infusiones de fruta o a base de chocolate, café, té y leche.
En té
Para preparar un té de nuez moscada necesitará un molinillo de café o un rallador pequeño.
Coloque en un recipiente 750 ml de agua (3 tazas) a calentar con 2 gramos de polvo de nuez moscada. Cocine a fuego lento sin hervir durante 15 minutos, para que la especia pueda soltar todas sus propiedades curativas. El agua se reducirá en un 30 % por lo que su resultado final será de aproximadamente 500 ml de té. Deje enfriar y tómelo. Si lo deseas puedes endulzarlo con miel o con estevia.
Aliada contra el mal aliento
Gracias a su acción bactericida, la nuez moscada se puede utilizar para combatir las bacterias presentes en la lengua o que causan caries, ayudando a reducir el mal aliento en estas situaciones.
Además, también tiene propiedades analgésicas y antiinflamatorias, lo que ayuda a aliviar el dolor de dientes causado por situaciones como caries o dolores de muela.
Como exfoliante
Combinar la nuez moscada en polvo con miel resulta en un producto beneficioso para tratar ciertas patologías de la piel. De este modo, puede aplicarse el resultado como un exfoliante natural que elimina células muertas y acumulación de grasa.