A medida que se envejece, el sistema vascular, la red de vasos sanguíneos que abastece al cuerpo, experimenta cambios. Las arterias se vuelven menos flexibles, lo que conduce a un aumento en la presión arterial. Este fenómeno puede manifestarse incluso en individuos con hábitos saludables y una sensación general de bienestar. La presión arterial alta, a veces denominada “el asesino silencioso”, a menudo pasa desapercibida, ya que no siempre produce síntomas notorios. A pesar de que afecta a casi la mitad de la población adulta, muchos pueden no ser conscientes de que padecen esta afección.

Si la presión arterial alta no se controla mediante cambios en el estilo de vida y medicamentos, puede dar lugar a problemas de salud graves, como enfermedades cardiovasculares (como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares), demencia vascular, trastornos oculares y enfermedades renales. La buena noticia es que la mayoría de las personas puede mantener su presión arterial bajo control.

La presión arterial baja se debe tomar con seriedad, puesto que, en casos extremos, puede causar la muerte de una persona. | Foto: Getty Images

¿Qué es la presión arterial?

La presión arterial se refiere a la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias cuando el corazón la bombea. Durante una medición de la presión arterial, un profesional de la salud coloca un brazalete alrededor del brazo, conectado a un dispositivo que infla y desinfla gradualmente el brazalete. El resultado se registra como dos números. El primer número corresponde a la presión arterial sistólica, la fuerza ejercida por el corazón al bombear sangre fuera de él. El segundo número representa la presión arterial diastólica, que ocurre cuando el corazón se relaja y se llena de sangre.

La presión arterial baja, o hipotensión, se define como una presión arterial sistólica menor de 90 o una presión arterial diastólica menor de 60. Cuando la presión arterial es baja, es posible experimentar mareos, debilidad, aturdimiento e incluso desmayos. Esta condición puede derivar de la falta de hidratación, la pérdida de sangre, ciertas condiciones médicas o el uso de medicamentos, incluyendo aquellos recetados para tratar la presión arterial alta.

En adultos, la presión arterial normal se define generalmente como una presión sistólica por debajo de 120 y una presión diastólica inferior a 80. Se considera presión arterial elevada cuando la presión sistólica está entre 120 y 129, con una presión diastólica inferior a 80. La hipertensión arterial se define como una presión sistólica de 130 o más, o una presión diastólica de 80 o más. Sin embargo, en adultos mayores, es común observar una presión sistólica de 130 o más, mientras que la presión diastólica suele mantenerse por debajo de 80. Este fenómeno, conocido como hipertensión sistólica aislada, se debe a la rigidez de las arterias principales que ocurre con la edad. Esta variante de presión arterial alta es la más común entre las personas mayores y puede resultar en graves problemas de salud, incluyendo dificultades respiratorias durante actividades físicas leves, mareos al levantarse rápidamente y caídas.

Una razón para programar visitas regulares al médico es la evaluación de la presión arterial, junto con la planificación de estrategias para su control, si es necesario.

¿Y si se tiene una presión arterial alta?

Cualquier persona, independientemente de su edad o género, puede desarrollar presión arterial alta. Algunas condiciones médicas, como el síndrome metabólico, enfermedades renales y trastornos de la tiroides, pueden desencadenarla. Además, ciertos factores no modificables, como la edad, el sexo, la historia familiar y la raza, pueden aumentar la probabilidad de desarrollarla.

La presión arterial guarda relación con enfermedades cardiovasculares. | Foto: Getty Images
  • Edad: El riesgo de padecer presión arterial alta aumenta con la edad, especialmente la hipertensión sistólica aislada.
  • Sexo: Antes de los 55 años, los hombres tienen una mayor probabilidad de desarrollar presión arterial alta, mientras que las mujeres son más propensas a padecerla después de la menopausia.
  • Historial familiar: La presión arterial alta puede tener un componente hereditario en algunas familias.
  • Raza: Las personas afroamericanas tienen un mayor riesgo de desarrollar presión arterial alta.

A menudo, la presión arterial alta no presenta síntomas evidentes, por lo que es crucial realizar controles regulares para detectar aumentos en los niveles de presión arterial. Si se registran lecturas de presión arterial elevada en dos o más mediciones, su médico puede recomendarle realizar mediciones en el hogar.

Cuando se decide iniciar el tratamiento para la presión arterial alta, las personas mayores deben considerar otras afecciones médicas y su estado de salud general. Su médico trabajará con usted para determinar el nivel de presión arterial óptimo para su bienestar. Además de medicamentos, su médico puede sugerir cambios en el estilo de vida, como la incorporación de ejercicio y una dieta saludable.

¿Cómo se puede controlar la presión arterial?

A menudo, es posible reducir la presión arterial alta mediante cambios en la rutina diaria y, en algunos casos, medicamentos. El tratamiento suele requerir una evaluación continua y discusiones con su médico, especialmente si presenta otras afecciones médicas, como la diabetes.

Existen modificaciones en el estilo de vida que pueden ayudar a prevenir o reducir la presión arterial alta:

  • Mantenga un peso saludable: El exceso de peso aumenta el riesgo de presión arterial alta. Consulte a su médico si necesita perder peso. En términos generales, para mantener un peso saludable, debe equilibrar la ingesta calórica con el gasto calórico.
  • Haga ejercicio: La actividad física moderada, como caminar a paso ligero o nadar, puede reducir la presión arterial alta. Establezca metas para el ejercicio y trabaje para hacer al menos 150 minutos (2.5 horas) de actividad física por semana. Si tiene alguna afección médica sin tratar, consulte a su médico antes de comenzar un programa de ejercicios.
  • Adopte una dieta cardiosaludable: Una dieta equilibrada, que incluye vegetales, frutas, granos integrales, proteínas magras, productos lácteos y aceites saludables, como la dieta DASH, puede contribuir a reducir la presión arterial. La dieta DASH, que significa “Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión” en inglés, es especialmente efectiva.
La presión arterial alta se detecta en una consulta médica. | Foto: Getty Images
  • Reduzca la ingesta de sal: Con la edad, el cuerpo y la presión arterial se vuelven más sensibles a la sal (sodio), que se añade a muchos alimentos durante su procesamiento o preparación. Limitar la cantidad de sal que consume diariamente puede ser beneficioso. La dieta DASH también es baja en sal.
  • Consuma alcohol con moderación: El consumo de alcohol puede afectar la presión arterial. Se recomienda que los hombres no beban más de dos tragos al día y las mujeres no más de uno al día para reducir el riesgo de presión arterial alta.
  • Deje de fumar: Fumar aumenta el riesgo de presión arterial alta, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud. Si es fumador, considere dejar de fumar; los beneficios se notan a cualquier edad.
  • Duerma bien: Si le han diagnosticado ronquidos o apnea del sueño (una afección que implica pausas en la respiración durante el sueño), informe a su médico. El tratamiento de la apnea del sueño y el sueño de calidad pueden ayudar a reducir la presión arterial.
  • Gestione el estrés: Aprender a manejar el estrés y afrontar los problemas puede contribuir a reducir la presión arterial alta.