Desde el inicio de la pandemia hemos enfrentado diferentes desafíos, entre ellos el aumento de la mortalidad por covid y la sobrecarga al sistema de salud. También hemos afrontado el incremento de los trastornos psiquiátricos.
Algunas causas de estas afectaciones a la salud mental se relacionan con los altos niveles de pobreza, el desempleo, las muertes por covid, el confinamiento y la incertidumbre. Por eso, Unicef refiere que la pandemia ha impactado negativamente la salud mental de los jóvenes, el personal sanitario, niños, mujeres, ancianos y los más pobres.
Este año, la estimación mundial de prevalencia de depresión es del 28,0%; ansiedad, 26,9%; estrés postraumático, 24,1%; síntomas de estrés, 50%, y problemas del sueño 27,6%. Todos ellos superiores a valores previos a la pandemia.
En el personal sanitario el panorama es aún peor: la depresión es del 50,4% y la ansiedad de 64.6%, con la diferencia que ellos tienen mayor capacidad de resiliencia.
En Colombia, la ‘Encuesta sobre los riesgos en salud mental’ del Ministerio de Salud encontró que el 30,1% de los encuestados presentaron síntomas de ansiedad o depresión, el 6,3% de ideación suicida, el 51% consumieron alcohol, el 8,2% tabaco y el 1,18% usaron alguna sustancia psicoactiva ilícita en los últimos tres meses.
Estos datos son muy superiores a los de la misma encuesta realizada en el año 2015.
Otro informe de MinSalud reafirmó los datos y evidenció un incremento en los casos de ansiedad, demencia y depresión. El alza de estos se relacionó directamente con la incertidumbre ante situaciones adversas como las cuarentenas obligatorias prolongadas y limitaciones en la red de apoyo familiar e institucional.
Esta situación dejó ver también limitaciones en las redes de atención que garanticen la promoción, prevención e intervención de los eventos psiquiátricos, aunque existen esfuerzos para enfrentar esta situación que ha aumentado con la pandemia.
Por ejemplo, desde el Ministerio se están desarrollando planes para priorizar los eventos de salud mental en el Plan Decenal de Salud.
En Cali, entre tanto, la Secretaría de Salud ha fortalecido el modelo de atención primaria de salud mental y la línea 106, en articulación con otras entidades.
A nivel región la Fundación Valle del Lili, entre sus programas en Buenaventura, le apuesta a los de rehabilitación psicosocial, a través de la estrategia Hospital Padrino, entrenando al personal asistencial del Hospital Luis Ablanque de La Plata y generando espacios para mejorar la red de apoyo comunitario.
Además de alentar estas y otras iniciativas que le apuestan al abordaje integral de la salud mental, debemos abrir espacios laborales y sociales donde se expongan abiertamente situaciones que puedan exacerbar o activar enfermedades mentales, tener rutas claras de atención que puedan ser replicadas y, sobre todo, que sirvan para combatir el estigma de las enfermedades mentales, más si recordamos que al menos una de cada cuatro personas puede presentarlas en alguna etapa de su vida.