Con el paso de los años, cada vez se demuestra el papel fundamental que ocupa el descanso en la salud de las personas; el cuerpo y la mente requieren de mínimo 8 horas de descanso.
Pero no solo se trata de la cantidad de horas que pueda dormir, también se habla acerca de la calidad del sueño, un indicador que le podría brindar más esperanzas de vida.
Un estudio publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, sugiere que las personas que experimentan más interrupciones en el sueño entre los 30 y los 40 años tienen más probabilidades de tener problemas de memoria y pensamiento una década después.
Yue Leng, principal autor de este estudio, indica que, “dado que los signos de la enfermedad de Alzheimer comienzan a acumularse en el cerebro varias décadas antes de que comiencen los síntomas, comprender la conexión entre el sueño y la cognición en una etapa más temprana de la vida es fundamental para comprender el papel de los problemas del sueño como factor de riesgo de la enfermedad”.
En dicha investigación participaron 526 personas, con una edad promedio de 40 años, seguidos durante un período de 11 años. Se observaron la duración, la calidad y la fragmentación del sueño de los participantes.
Los resultados arrojados tras este estudio aseguraron que aquellos con el sueño más alterado, caracterizado por interrupciones breves y repetitivas, mostraron una correlación significativa con un rendimiento cognitivo deficiente una década después.
Esto significa que el estudio no evidenció que dormir mal causara los problemas de memoria, pero sí detectó una asociación.
Después de ajustar por edad, género, raza y educación las personas que tenían el sueño más interrumpido tenían más del doble de probabilidades de tener un rendimiento cognitivo deficiente en comparación con aquellas con el sueño menos interrumpido.
“Los estudios futuros podrían abrir nuevas oportunidades para la prevención de la enfermedad de Alzheimer en el futuro”, concluyó el investigador.