Existen diferentes tipos de trastornos físicos y mentales que aquejan a las personas en algún momento de sus vidas, algunos como los ataques de pánico nocturnos son muy específicos y se presentan en los momentos que las personas duermen, interrumpiendo la rutina de descanso y afectando la calidad de vida.
Los ataques de pánico, en términos generales, se caracterizan por un miedo incontrolable que puede sentir de repente una persona, deteniendo todas sus actividades y provocando, en los casos más severos, incluso un colapso nervioso. Se pueden presentar durante la vigilia, pero en la noche tienen unas particularidades que los hacen más preocupantes.
De acuerdo con estudios de neurología y psiquiatría, se ha determinado que pueden presentarse ataques de pánico nocturnos cuando las personas están en la fase de sueño REM, es decir, la que ocurre poco después de que la persona se duerme. El sueño REM está asociado al momento que el cuerpo recobra sus energías y también es la fase cuando las personas suelen soñar.
Por lo tanto, cuando se presenta un ataque de pánico en este momento, puede alterar estos procesos fisiológicos. Con frecuencia un episodio de pánico puede durar entre pocos minutos y media hora, durante los cuales una persona puede presentar síntomas como sudoración, taquicardia, dificultad para respirar y ansiedad. Por lo general la persona logra calmarse y retomar su descanso, pero cuando se presentan repetidamente podría ser un problema más grave, por lo que se recomienda siempre acudir a un especialista.
Entre las posibles causas de los ataques de pánico nocturnos se incluyen la apnea del sueño y el trastorno de ansiedad. Pero, cabe aclarar que cada persona puede tener diferentes causas, no se puede generalizar respecto a este trastorno.
Se ha encontrado que las personas que experimentan ataques de pánico nocturnos, eventualmente también tienen problemas de ansiedad, o trastorno obsesivo-compulsivo, así como trastorno de estrés postraumático.
Respecto a la apnea del sueño, una dificultad para conciliar y respirar apropiadamente mientras se duerme, se han relacionado las interrupciones de sueño generadas por la apnea con los episodios de pánico.
También se considera como un posible causante, la reacción nociva al consumo excesivo de sustancias como cafeína, alcohol y drogas recreativas. El estrés acumulado y las preocupaciones pueden desencadenar ataques de pánico o crisis nerviosas.
Entre los síntomas más comunes están la sudoración repentina, dificultad para respirar, escalofríos y náuseas, aunque cada persona presenta síntomas diferentes ante los ataques de pánico nocturnos.
Si una persona reconoce que los ataques de pánico están afectando su bienestar, el principal consejo es acudir por ayuda profesional. Pero, para contrarrestar un poco su acaecimiento, podría evitar el consumo de cafeína o alcohol, practicar ejercicio regularmente, disminuir las situaciones de estrés o ansiedad, y mejorar las condiciones para tener una rutina de sueño más saludable. Así mismo, podría ayudarse de algunas técnicas de relajación.