La hipertensión, la cual también se conoce como la “enfermedad silenciosa” por su naturaleza asintomática, puesto que puede manifestarse con signos preocupantes cuando esta llega a niveles extremadamente altos (180/120 o más).
Algunos indicadores son el dolor de cabeza, mareos, vómitos, visión borrosa, pitido en los oídos y dolor en el pecho, los cuales no deben pasarse por alto.
En ese sentido, profesionales de la salud dan muestra de la importancia de mejorar los hábitos alimenticios, así como aumentar el consumo de frutas y verduras, también bajar de peso según las necesidades del paciente, evitar el tabaco y realizar actividad física para combatir esta condición.
Pese a las mencionadas recomendaciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente 1.280 millones de personas entre 30 y 79 años padecen hipertensión, y sorprendentemente, el 46% desconoce su condición.
El diagnóstico y tratamiento adecuado de la hipertensión son desafíos evidentes, ya que solo el 42% de los afectados son identificados y tratados correctamente, y un escaso 21% logra controlar su presión arterial.
En las Américas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que la hipertensión afecta a entre el 20 y el 40% de la población adulta, convirtiéndose en una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares y circulatorias.
La región no escapa a las impactantes estadísticas, ya que alrededor de 250 millones de personas presentan presión arterial alta.
La OPS alerta sobre las consecuencias mortales, registrando anualmente 1,6 millones de fallecimientos en Latinoamérica por enfermedades cardiovasculares, de los cuales medio millón son considerados como muertes prematuras y evitables, afectando a personas menores de 70 años.
En Colombia, la Cuenta de Alto Costo (CAC) revela un aumento del 8% en la prevalencia de hipertensión entre julio de 2020 y junio de 2021, con más de cuatro millones ochocientos mil casos. La tasa de mortalidad asociada a esta condición alcanzó los 312.74 casos por cada 100.000 habitantes durante ese período, subrayando la urgencia de abordar este problema de salud pública.
En ese sentido, existen dudas respecto a qué alimentos deben consumir quienes tengan este padecimiento, por lo que el portal MedlinePlus recomienda la dieta DASH, que hace referencia a Dietary Approaches to Stop Hypertension (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) y la sugiere el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre.
Esta, según el portal puede ayudar a que la presión arterial alta disminuya, así como el colesterol y otras grasas en la sangre.
También reduce notablemente la probabilidad de que alguien padezca un ataque cardíaco y accidente cerebrovascular y ayuda a bajar de peso. Esta dieta es baja en sodio (sal) y rica en nutrientes.
Con esta dieta, quienes la adopten deberán comer muchas verduras, frutas y productos lácteos sin grasa o bajos en grasa, así como aumentar el consumo de granos enteros, legumbres, semillas, nueces y aceites vegetales, además de pescado, aves y carnes magras.
También tendrá que bajar el consumo de sal, carnes rojas, dulces y bebidas azucaradas, junto con las bebidas alcohólicas.
Así, para adoptar correctamente esta dieta, se debe:
- Verduras (de 4 a 5 porciones al día)
- Frutas (de 4 a 5 porciones al día)
- Productos lácteos sin grasa o bajos en grasa, tales como leche o yogur (de 2 a 3 porciones al día)
- Granos (de 6 a 8 porciones al día y 3 deben ser de granos integrales)
- Pescados, carnes magras y aves de corral (2 porciones o menos al día)
- Legumbres, semillas y nueces (de 4 a 5 porciones a la semana)
- Grasas y aceites (de 2 a 3 porciones al día)
- Dulces o azúcares agregados, tales como gelatina, caramelos duros, jarabe de arce, sorbete y azúcar (menos de 5 porciones a la semana)
La cantidad de porciones que consuma cada día dependerá de cuántas calorías se requieran.