Investigadores de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Uruguay y de University College London, señalaron que estudios han evidenciado que una siesta diurna habitual se asocia con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer, pero ninguno se ha concentrado en la asociación entre las siestas diurnas, los resultados cognitivos y los volúmenes cerebrales.

Por ello, realizaron el estudio: ‘¿Existe una asociación entre la siesta diurna, la función cognitiva y el volumen cerebral?’, que fue publicado este lunes en la revista Sleep Health de la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos. Aquí investigaron acerca de cómo puede influir el dormir por un corto periodo en el día en el volumen total del cerebro, el volumen del hipocampo, y cómo puede afectar el tiempo de reacción y la memoria visual.

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno del cerebro que empeora con el tiempo. Se caracteriza por cambios en el cerebro que derivan en depósitos de ciertas proteínas. | Foto: COPYRIGHT DAZELEY NOT ASSIGNED

Se tomaron datos del Biobanco del Reino Unido (UKB) de 487.409 personas que tenían entre 40 a 69 años, y 57 años de edad media, les realizaron cinco evaluaciones cognitivas a todos los participantes en las que se buscaba probar la relación con las siestas con la memoria visual y el tiempo de reacción.

Los investigadores no encontraron relación con estas variables, pero sí hallaron una asociación entre las siestas diurnas habituales con un mayor volumen cerebral total. Las personas que realizaban siestas tenían el cerebro 15,8 centímetros cúbicos más grandes.

“Encontramos una asociación entre la propensión genética a las siestas diurnas habituales autoinformadas y un volumen cerebral total más grande, pero no el volumen del hipocampo, el tiempo de reacción o la memoria visual en el Biobanco del Reino Unido”, señalan en el estudio.

Teniendo en cuenta que el volumen cerebral se ha usado como indicador de la neurodegeneración, ya que cuando se envejece, se tiene deterioro cognitivo o enfermedades neurodegenerativas el volumen va disminuyendo, este volumen cerebral superior podría ser equivalente a retrasar el envejecimiento entre tres y seis años.

Los científicos sugieren que las siestas regulares brinden protección contra la neurodegeneración al compensar la falta de sueño. | Foto: Getty Images

De la misma forma que los científicos sugieren que las siestas regulares brinden protección contra la neurodegeneración al compensar la falta de sueño. Con los resultados se amplía el conocimiento en el impacto de las siestas en la salud del cerebro y el deterioro cognitivo al envejecer.

“Nuestros hallazgos sugieren una modesta asociación causal entre las siestas diurnas habituales y un mayor volumen cerebral total. Los futuros estudios podrían centrarse en las asociaciones entre la siesta y otros resultados cognitivos o cerebrales y la replicación de estos hallazgos utilizando otros conjuntos de datos y métodos”, concluyeron los investigadores Victoria Garfiel, Valentina Paz y Hassan Dashti.

Por otro lado, el incremento en la ingesta de alimentos y la disminución en la actividad física, son las dos principales razones que llevan al aumento en la prevalencia de la obesidad; sin embargo, algunos expertos consideran que hay otros factores involucrados, entre ellos, el sueño.

Muchas personas saben que deben dormir para sobrevivir y para garantizar su bienestar, pero no tienen información de por qué la falta de sueño impacta en su salud. | Foto: El País

“El sueño ayuda a regular las hormonas, controlar los niveles de estrés y mejorar el metabolismo. Dormir poco puede afectar nuestra salud, podemos experimentar pérdida de memoria, problemas de concentración, fatiga mental. Cuando queremos cuidar nuestro peso, es necesario mantener una óptima calidad de vida, pues la obesidad es un factor de riesgo para más de 200 condiciones crónicas como la hipertensión, la apnea del sueño y la diabetes tipo 2.”, comenta Sandra Núñez, vocera de La Verdad de su Peso.

La pérdida parcial y crónica del sueño puede aumentar el riesgo de obesidad y de peso, debido a alteraciones metabólicas y endocrinológicas, que incluyen la disminución de la tolerancia a la glucosa, sensibilidad a la insulina, aumento en los niveles de grelina (una de las hormonas asociadas a la regulación de la alimentación), disminución de los niveles de leptina y aumento del hambre y apetito.

Con información de Colprensa.