El envejecimiento es un proceso natural e irreversible que todos experimentaremos. Sin embargo, en la hipermodernidad se nos ha vendido el ideal de una “eterna juventud”, libre de canas y arrugas, con una equivocada concepción de la belleza.
A esto se suman los estereotipos negativos que, desafortunadamente, asocian la vejez con el deterioro de habilidades físicas y mentales, generando actitudes discriminatorias y perpetuando el edadismo. Este término, acuñado en 1969 por el gerontólogo Robert Butler e incluido en el diccionario de la Real Academia Española en 2022, “se refiere a los estereotipos, los prejuicios y la discriminación hacia las personas en función de su edad”, tal como lo describe la Organización Mundial de la Salud.
Como resultado de estas influencias externas, muchas personas mayores pueden llegar a dudar de sus propias capacidades o pensar que “ya no están en edad” para emprender ciertas actividades. Este fenómeno, conocido como edadismo autoinfligido, ocurre cuando las personas interiorizan y aplican a sí mismas los sesgos relacionados con la edad presentes en su entorno.
Se trata, entonces, de una problemática global que limita considerablemente las oportunidades para que las personas +60 sigan contribuyendo activamente a la sociedad.
Para ampliar nuestra comprensión sobre el envejecimiento, consideremos las siguientes reflexiones:
- Aunque la ciencia nos ha mostrado hábitos beneficiosos como el ejercicio frecuente, una nutrición adecuada y el cuidado de la salud mental, no existe una “receta universal”, pues cada proceso de envejecimiento es único. Lo que sí comparten quienes viven una vejez plena es una actitud positiva ante el paso del tiempo. Aceptar los cambios que vienen con los años, adaptarse a ellos y disfrutar cada etapa de la vida son claves para aprender a envejecer.
- Envejecer no es un camino que se recorre en solitario. A lo largo de nuestra vida, debemos reconocer que siempre necesitamos de los demás y que, a su vez, es nuestro deber ayudar a otros que nos necesitan. El diálogo intergeneracional y la colaboración en proyectos que involucren a personas de distintas edades aportan beneficios extraordinarios para la sociedad. Estas interacciones no solo permiten el intercambio de conocimientos y experiencias, sino que también promueven relaciones, una comprensión más profunda de la realidad y una diversidad de perspectivas que estimulan la creatividad y la innovación.
- Gracias a los avances tecnológicos, el progreso de la medicina y la mejora de las condiciones socioeconómicas, las personas de más de 60 años de edad tienen aún casi un tercio de su vida por delante. Es muy importante que se planteen nuevos desafíos y metas personales para aprovechar al máximo el potencial de los conocimientos, experiencia, actitudes, aptitudes y valores construidos durante su vida. Esto les permitirá continuar aprendiendo, empoderándose, desarrollando resiliencia y, muy especialmente, sirviendo a los demás.