El sarro es uno de los problemas más comunes que afectan la salud bucal. También conocido como cálculo dental, es una placa bacteriana endurecida que se forma en la superficie de los dientes y alrededor de las encías.
Más específicamente, se trata de una capa dura y calcificada que se forma cuando la placa bacteriana se acumula en los dientes y no se elimina adecuadamente mediante el cepillado y el uso del hilo dental.
La placa bacteriana es una película pegajosa y transparente compuesta por bacterias y restos de alimentos que se adhiere constantemente a los dientes. Si no se controla, estas bacterias pueden producir ácidos que dañan el esmalte dental y las encías, lo que conduce a la formación de caries y enfermedades periodontales.
A medida que esta placa se acumula y se endurece, se convierte en sarro, una sustancia resistente y rugosa que se adhiere fuertemente a los dientes y debajo de la línea de las encías. A diferencia de la placa, el sarro no se puede eliminar completamente con el cepillado y el hilo dental regular, y su acumulación puede empeorar con el tiempo si no se trata adecuadamente.
Aunque mantener una buena higiene bucal es clave para prevenir su acumulación, muchas personas enfrentan el desafío de eliminar lo más posible el sarro una vez que se ha formado y para eso existen algunas preparaciones caseras que ayudan en este objetivo, pero que también son beneficiosas para la salud oral en general.
El primer método se trata del uso del bicarbonato y el peróxido de hidrógeno. El bicarbonato de sodio es conocido por sus propiedades abrasivas suaves y puede ayudar a eliminar suavemente el sarro sin dañar el esmalte dental.
Por otro lado, el peróxido de hidrógeno es un agente antibacteriano y blanqueador natural. Al combinar una pequeña cantidad de bicarbonato de sodio con peróxido de hidrógeno, se forma una pasta que puede ayudar a reducir el sarro y eliminar manchas superficiales en los dientes.
Estos ingredientes se usan mezclando una cucharada de bicarbonato con suficiente peróxido de hidrógeno para obtener una pasta con la cual se cepillan los dientes durante cerca de un minuto para luego enjuagar completamente con abundante agua.
En el segundo método el ingrediente activo es el aceite de coco. Este se ha comprobado que posee propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias naturales. El enjuague bucal con aceite de coco, también conocido como “oil pulling”, puede ayudar a reducir las bacterias y la placa en la boca, lo que, a su vez, puede contribuir a disminuir la formación de sarro.
Para usarlo es suficiente con tomar una cucharada de aceite de coco virgen y enjuagar la boca con él durante unos 15 o 20 minutos antes de escupirlo. Luego de expulsarse se enjuaga bien con agua y se cepillan los dientes como de costumbre.
Finalmente, el tercer método que puede usarse de manera frecuente para combatir el sarro es el vinagre de manzana, un producto con alto contenido de ácido acético que puede disolver el sarro y la placa acumulada en los dientes. Sin embargo, es esencial usarlo con precaución, ya que el ácido puede ser corrosivo para el esmalte dental si se utiliza en exceso o sin diluir.
Para su uso entonces es necesario mezclar una parte de este vinagre con dos partes de agua y usarlo como enjuague bucal después de cepillarse los dientes. Después de usar se debe enjuagar muy bien con agua para garantizar la eliminación de cualquier resto de vinagre.
Es importante tener en cuenta que si el sarro persiste o se acumula en exceso, es clave consultar a un profesional de la salud dental para recibir un tratamiento adecuado y evitar complicaciones bucales a largo plazo.