La trágica y sorpresiva muerte del coronal Óscar Dávila, integrante del equipo de seguridad del Palacio de Nariño y quien sería uno de los testigos del escándalo que envuelve al presidente Gustavo Petro, a su ex asesora Laura Sarabia y su ex embajador en Venezuela, Armando Benedetti, disparó las alarmas por el uso de ansiolíticos en Colombia.
Y es que, como se confirmó tras las pruebas de medicina legal, antes de suicidarse el coronel Dávila consumió Alprazolam, un tipo de benzodiacepina que se usa para controlar la ansiedad.
El caso puso en evidencia una realidad que impacta a miles de personas, quienes debido al deterioro de salud mental pueden estar expuestas a cuadros de alta ansiedad y estrés, potencialmente riesgosos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe alarmante el año pasado al que, sin embargo, no se le prestó mucha atención. En el documento, la OMS señaló que la prevalencia de la ansiedad y la depresión habían aumentado un 25% en todo el mundo durante la pandemia.
“La información que disponemos actualmente sobre la repercusión de la Covid-19 en la salud mental de la población mundial solo es la punta del iceberg”, comentó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS.
A esta problemática se corresponde directamente el inusitado aumento del consumo de antidepresivos y ansiolíticos, en muchos casos de forma irresponsable. Solo en España, el mayor consumidor de ansiolíticos en el mundo, el 50% de la población ha tomado alguno de estos fármacos.
Al respecto, se desconoce cómo es en la actualidad el consumo de ansiolíticos en Colombia, aunque en 2015, un estudio de Audifarma basado en los datos de 3.5 millones de pacientes, reveló que en 6 años de seguimiento, las prescripciones médicas para ansiolíticos habían crecido en 135,1%. El estudio también mostró que el 6% de los pacientes había consumido de manera ilegal algún hipnótico, especialmente a edades entre los 18 y 25 años.
Según el informe de Medicina Legal, el coronel fallecido Óscar Dávila, involucrado en el caso de las ‘chuzadas’ en Casa de Nariño, consumía alprazolam, un tipo de benzodiacepina.
Tipos de ansiolíticos
En particular, los ansiolíticos son psicofármacos diseñados para controlar, reducir o eliminar la ansiedad según las condiciones de cada persona.
Como explica el doctor Adolfo Sánchez Escobar, médico psiquiatra del Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle, “los ansiolíticos estrictamente hablando serían los medicamentos cuya función es disminuir la ansiedad, ahora bien, los antidepresivos son medicamentos que implícitamente tienen una acción ansiolítica. Es decir, podrían indicarse en el tratamiento de los trastornos afectivos, depresivos, aun en casos ansiedad. Pero el término ansiolítico es mucho más amplio”.
Por su parte, el reconocido psiquiatra Carlos Climent considera que estos “son los medicamentos más consumidos a nivel global, los utiliza la gente desde que empezaron a salir al mercado en los años 60, fueron muy asimilados por el público, porque permiten conciliar el sueño y tranquilizan, aparentemente sin efectos secundarios marcados”.
Cuidado con las benzodiacepinas
En este sentido, hay diferentes tipos de ansiolíticos, algunos de venta libre y otros solo bajo prescripción médica, por lo que, según sea el caso pueden conllevar menores y mayores riesgos para las personas.
“Los ansiolíticos de venta libre que, en su mayoría, son también antidepresivos, no conllevan riesgos particulares, por eso no requieren una prescripción controlada, entre estos encontramos la sertralina, la fluvoxamina, la fluoxetina, la paroxetina, entre otros”, menciona el psiquiatra Sánchez Escobar.
Pero, aclara, “los ansiolíticos que son benzodiacepinas, como son el diazepam, el lorazepam, midazolam, el bromazepam y el alprazolam, y otros más, toda esa familia de medicamentos son controlados, no deben venderse o consumirse de forma libre, y para eso hay toda una serie de normativas que protegen su formulación, que vigilan y supervisan su distribución. De hecho, tenemos un recetario específico con serial que sirve para hacer seguimiento de las prescripciones de estos medicamentos”.
En 1984 las benzodiacepinas se incluyeron en la lista de los fármacos peligrosos de las Naciones Unidas.
Efectos secundarios
El motivo principal para controlar las benzodiacepinas es que hay evidencia científica de dependencia a su consumo, así como la posibilidad de desarrollar síndromes de tolerancia y abstinencia. Por eso, “en el caso particular de las benzodiacepinas, sí se puede producir lo que conocemos usualmente como adicción”, afirma el doctor Sánchez Escobar.
Además, sus efectos limitan las actividades cotidianas de las personas, y pueden generar situaciones de riesgo.
Como explica el doctor Climent, “además de la adicción, en segundo lugar, estos fármacos son sedantes, por lo que cuando las personas ingieren dosis moderadas o altas tienen somnolencia, entonces, si van a manejar un vehículo tienen posibilidades de tener accidentes y en general un estado de alerta disminuido”.
Aquí en Colombia no hemos llegado a niveles de consumo tan altos como en Estados Unidos y España, pero sí se ha liberalizado el acceso a estos productos, principalmente en el mercado negro, por lo que hay mucha gente usando medicamentos riesgosos que no están estrictamente bajo el control.
Doctor Carlos Climent, psiquiatra.La recomendación es mejorar la educación y que la gente esté mejor informada sobre estos fármacos, para que no sean su primera opción, sino que busquen una solución más acertada antes de embarcarse con una droga que les va a generar adicción.
El psicofármaco tiene un efecto apaciguador sobre el sistema nervioso central, debido a que altera un neurotransmisor llamado GABA, logrando que el paso de información entre las neuronas sea más lento. De esta forma, ante un ataque de ansiedad, la persona puede llegar a sentirse calmada.
No obstante, son múltiples los estudios que han documentado cómo el consumo de benzodiacepinas provoca dependencia física y psíquica, aun con dosis mínimas y en tratamientos muy cortos. Estos riesgos se incrementan cuando las personas tienen antecedentes de consumo de drogas y abuso de alcohol, o de otras sustancias psicoactivas.
A esto cabe agregar que, como advirtió la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), la combinación de benzodiacepinas con medicamentos derivados de opioides como codeína, fentanilo, tramadol, entre otros, pueden tener efectos secundarios muy graves en las personas, como dificultad para respirar y muerte. Algunos de estos opioides se utilizan para tratar el dolor y la tos, por lo que se debe tener cuidado con estas combinaciones, así como la mezcla de alcohol y ansiolíticos.
¿Quiénes pueden ser tratados con ansiolíticos?
El doctor Sánchez Escobar, asegura que “probablemente los trastornos de ansiedad, solo cuando la funcionalidad de la persona está gravemente comprometida. Con esto quiero decir, cuando es inmanejable, no como la ansiedad que sentimos cotidianamente y a pesar de esto realizamos nuestras tareas diarias, sino cuando es tan fuerte que impide a la persona continuar sus actividades. También en el diagnóstico de trastorno del afecto pueden requerirse un uso, muy medido, de esta medicación, pero realmente el uso de las benzodiacepinas no son pocas y son extensas, por ejemplo, se usan para la epilepsia, la psicosis, los trastornos del sueño y la relajación muscular”.
Si bien, enfatiza que “en primer lugar se busca tratar a los pacientes con otros medicamentos, o con otros métodos, como terapia, de modo que las benzodiacepinas no son la primera opción, y cuando es el caso, la recetamos con tiempos de uso muy cortos, que no excedan de una a cuatro semanas, porque en adelante se corren riesgos de generar dependencia. Nunca se aconseja que el uso de ansiolíticos como las benzodiacepinas se vuelvan una rutina”.
Para el doctor Climent, “la principal recomendación es que las personas con trastornos de ansiedad busquen siempre a un especialista que los pueda guiar y ofrecerles una alternativa para tratarse que sea distinta a un producto que genera adicción”.
Alternativas naturales
Existen alternativas ansiolíticas que no crean dependencia y se pueden encontrar fácilmente, como se sabe desde la antigüedad, algunas hierbas medicinales tienen efectos sedantes y calmantes. Estos son los ansiolíticos naturales más comunes.
- Valeriana: en infusiones es eficaz y un relajante efectivo para combatir el insomnio y los trastornos gastrointestinales.
- Tila: o té de tilo, es un relajante mental y muscular que contribuye a calmar la tensión.
- Pasiflora: se puede consumir en té, infusión o en cápsulas, sus efectos son parecidos a los de las benzodiacepinas, pero sin causar de dependencia. Es una opción natural, relajante, ideal para bajar el estrés y ayuda a conciliar el sueño.
- Toronjil: o llamada también Melisa, en infusiones sirve para reducir rápidamente el nerviosismo y puede ser una aliada combatir el insomnio.