Los tobillos juegan un papel crucial para el funcionamiento y estabilidad del cuerpo. Son los responsables, por ejemplo, de mantener el equilibrio y la postura adecuada al estar de pie, caminar, correr y realizar otras actividades físicas. Los tobillos tienen articulaciones y ligamentos que ayudan a mantener los huesos y las estructuras vecinas en su lugar, lo que evita lesiones y caídas.
Asimismo, durante la actividad física, los tobillos actúan como amortiguadores naturales, absorbiendo el impacto de cada paso o salto. Reducen el estrés en las articulaciones más arriba, como las rodillas y las caderas, y ayudan a proteger los huesos y tejidos de lesiones por impacto, pues a su vez cumplen un rol esencial en la distribución del peso evitando una carga excesiva en ciertas áreas y manteniendo un equilibrio adecuado.
Pese a su importancia, es frecuente que esta zona de las extremidades inferiores sufra y presente alteraciones debido al calor por altas temperaturas que son frecuentes en muchas zonas del país y del mundo.
Los tobillos son una de las partes más sensibles al calor por varios motivos. El primero de ellos y más básico es que estas zonas suelen estar expuestas directamente al calor, pues al caminar o estar de pie la parte inferior de de las piernas y los tobillos están más cerca del suelo y, por lo tanto, están más expuestos al calor radiante del suelo o de las superficies calientes.
Además, los tobillos están menos protegidos por músculos y tejidos gruesos en comparación con otras partes del cuerpo, lo que los hace más susceptibles a sentir y reaccionar al calor.
En este mismo sentido, la exposición al calor puede provocar una acumulación de líquidos en los tejidos circundantes. Los tobillos suelen ser propensos a la retención de líquidos, lo que puede aumentar aún más su sensibilidad al calor. Esta acumulación de líquido puede hacer que los tobillos se sientan hinchados, pesados y más sensibles a este tipo de situaciones.
Otro factor que hace de los tobillos una zona particularmente sensible del cuerpo y propensa a los cambios de temperatura es su piel, la cual es relativamente delgada y sensible en comparación con otras áreas del cuerpo. Esto significa que los receptores de calor pueden ser más sensibles y responder más rápidamente a los cambios de temperatura.
¿Cómo evitar que los tobillos se hinchen por el calor?
Aunque no hay fórmulas definitivas para evitar este tipo de situaciones que muchas veces causan incomodidad y dolor, sí hay algunas recomendaciones, especialmente con el vestuario, que pueden seguirse para prevenir estos episodios.
- Mantener los tobillos frescos: hay que evitar la exposición directa al calor excesivo, como caminar sobre superficies calientes o permanecer bajo el sol durante largos períodos de tiempo. Siempre que sea posible, es importante buscar áreas sombreadas y frescas.
- Hidratación adecuada: beber suficiente agua para mantener una buena hidratación, especialmente en climas calurosos, es de las mejores alternativas. La hidratación adecuada ayuda a prevenir la retención de líquidos y promueve una circulación sanguínea saludable.
- Descansar y elevar los pies: si se pasa mucho tiempo de pie o caminando en climas cálidos, es necesario tomar descansos regulares para sentarse y elevar los pies. Esto ayuda a reducir la acumulación de líquidos en los tobillos y alivia la presión sobre las articulaciones.
- Evitar la ropa ajustada: en cuanto al vestuario es recomendable usar calzado y medias que no sean demasiado ajustados, ya que esto puede dificultar la circulación sanguínea adecuada en los pies y los tobillos. Es preferible optar por calzado cómodo y transpirable.
- Movimiento y ejercicio regular: realizar ejercicios suaves y estiramientos regulares de los tobillos y las piernas puede ayudar a estimular la circulación sanguínea y prevenir la hinchazón. Actividades como caminar, nadar o montar en bicicleta son opciones de bajo impacto que pueden ser beneficiosas.
- Compresión y elevación: si ocurre un episodio de hinchazón en los tobillos debido al calor, se puede considerar el uso de medias de compresión. Estas medias pueden ayudar a mejorar la circulación y reducir la acumulación de líquidos. Además, elevar los pies por encima del nivel del corazón durante períodos de descanso también puede ayudar a reducirla.