El Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento.
Normalmente, los síntomas tienden a desarrollarse lentamente y sobre todo a empeorar con el tiempo, hasta llegar a un momento en que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas.
Cabe mencionar que esta enfermedad se inicia hasta veinte años antes de que la persona afectada o su entorno noten los primeros síntomas, por eso debe estar atento a las señales que podrían indicarle su llegada.
A las fases del Alzheimer y otras demencias, se le conoce como Escala de Deterioro Global, o GDS por sus siglas en inglés (Global Deterioration Scale).
Fase asintomática
En este punto la persona es catalogada como sana, pues no presenta síntomas de demencia ni de Alzheimer, ya que sus funciones cognitivas se encuentran dentro de la normalidad. Sin embargo, por medio de pruebas diagnósticas existen casos en los que se pueden detectar los depósitos de proteínas característicos del Alzheimer.
Olvidos benignos
Los primeros indicios de deterioro cognitivo empiezan a ser notorios por parte de la persona afectada o de los familiares más cercanos. En este punto hay dificultad para recordar nombres o la ubicación de objetos. Y lo que antes no sucedía, hoy se convierte en una evento más frecuente que puede llegar al punto de presentar dificultad para expresarse.
Cabe señalar que dichos olvidos puntuales no suponen un impedimento relevante en la interacción con el entorno.
Deterioro cognitivo leve
Poco a poco se empiezan hacer constantes los síntomas del deterioro cognitivo. La persona empieza a presentar dificultad para aprender habilidades nuevas, hay aumento de ansiedad y de la capacidad de concentración.
Etapa leve
Los síntomas del Alzheimer se hacen más evidentes con relación a la memoria. Por ejemplo, el afectado tiene dificultad para recordar hechos recientes y acontecimientos importantes, y también son más notables los problemas para realizar tareas rutinarias.
A pesar de las dificultades, las personas que están en esta fase de la enfermedad pueden valerse por sí mismas y no requieren de cuidados continuos.
En la parte emocional, el afectado suele mostrase menos sensible, lo que responde generalmente a la negación de su deterioro cognitivo.
Fase moderada
En este punto, la persona afectada tiene ya grandes dificultades para realizar las tareas diarias sin ayuda, y su deterioro cognitivo es evidente al necesitar el apoyo de terceros.
Aquí la persona se vuelve dependiente. Quienes vivían solos, pronto necesitarán un soporte continuo.
Tenga presente que en esta fase, la persona con Alzheimer ya no recuerda acontecimientos importantes de su vida. También es característico que tenga momentos de mayor lucidez seguidos por otros en que les resulta imposible recordar hechos recientes o del pasado.
Fase moderadamente grave
Los recuerdos se ven muy limitados a acontecimientos antiguos, los cuales van desapareciendo poco a poco. La persona presenta serias dificultades para mantener una conversación corta, y a menudo no logra terminar las frases. Es habitual que no reconozca su entorno, ni quienes lo rodean.
Para desplazarse dentro del hogar debe contar con la ayuda de alguien, y si necesita algo, será su acompañante le ayude a realizar dicha tarea.
En esta etapa, quien tiene la enfermedad es incapaz de contar hasta diez.
Fase severa
Además del deterioro cognitivo avanzado, la persona también muestra un deterioro físico. Quien padece Alzheimer es incapaz de pronunciar una frase con sentido, y a menudo, su vocabulario se reduce a unas cuantas palabras.
A medida que avanza el tiempo se pierden también las capacidades de caminar de forma independiente, de expresar emociones y de sostener la cabeza, lo que favorece la aparición de otras complicaciones físicas, como las contracturas o las úlceras de presión.
Es tal su deterioro que la persona termina falleciendo por un accidente cerebrovascular, por una neumonía o por alguna infección.