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Ricardo Villaveces

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Amenazas y amenazas

Afortunadamente, como lo hemos dicho en otras ocasiones, el país es más que Petro. Las instituciones están funcionando...

29 de junio de 2024 Por: Ricardo Villaveces

Es paradójico que el gobierno del cambio, liderado por alguien que se destacó, como parlamentario, por sus discursos sobre temas como la corrupción, las chuzadas, o las preocupaciones de los presidentes de turno por temas internacionales, dejando a un lado, según él, la atención que deberían estar prestando a los problemas nacionales, se viene caracterizando, ahora, por todo lo contrario a lo que predicó.

Aparecen a su alrededor inmensos casos de corrupción que incluyen a personas cercanas, acusaciones de chuzadas a las cortes, agresivas posiciones internacionales, en las que, selectivamente, aborda temas como el de Palestina, haciendo oídos sordos a casos como Venezuela o Ucrania.

Mientras tanto distrae la atención nacional en lugar de estar al frente de los múltiples problemas locales. Ese tipo de comportamientos, sumados a su adicción a X y a la radicalización de sus discursos en cuanto escenario de provincia encuentra, generan desconcierto y contribuyen a la pérdida de confianza que se traduce en temas como la preocupante caída de la inversión.

Afortunadamente, como lo hemos dicho en otras ocasiones, el país es más que Petro. Las instituciones están funcionando y, sobre todo, los colombianos vienen tomando conciencia de su importancia y de la necesidad de cuidarlas y defenderlas. Por el otro lado, con hechos y no con discursos, el país le está desbaratando argumentos traídos de los cabellos, como los del famoso ‘golpe blando’. La legislatura que acaba de terminar mostró que el Congreso y el país aprueban las iniciativas legislativas cuando hay posibilidad de discutirlas y de consensuarlas.

Los planteamientos sobre Constituyente, Proceso Constituyente y similares, son ajenos a las preocupaciones de los colombianos y se miran con preocupación por parte de los observadores internacionales. Son iniciativas que no cuentan con el respaldo amplio que un planteamiento de este estilo requiere.

Los políticos, por su parte, se dan cuenta también que un esperpento de este estilo lo que hace es generarles a ellos serios riesgos de permanencia, pues en un hipotético caso de que algo de esto caminara, el paso obvio sería una revocatoria de su mandato como ocurrió en 1991. Tampoco cuenta Petro con el apoyo de las Fuerzas Armadas, como sí lo tenía en su momento Chávez pues, afortunadamente, estas son marcadamente institucionales y conscientes de que sus obligaciones están es con la Constitución.

Petro seguirá intentando crear el caos que busca para impulsar su visión revolucionaria del cambio. Con una mirada anacrónica, por un lado, con su obsesión por estatizar, pero contemporánea, por el otro lado, por su intento de crear una narrativa diferente del país, por desconocer la historia y por promover esas corrientes identitarias tan de moda en estos tiempos de la posmodernidad.

La amenaza inmediata puede ser la Asamblea a la que vienen convocando en la Universidad Nacional con el ‘sancocho nacional’, como decía Bateman, para el próximo 20 de julio. Puede pretender equiparar este evento con la instalación del Congreso, a donde ha anunciado no asistirá. Que saldrá de allá, no lo sabemos, pero el país no puede dejarse arrinconar por cuenta de este tipo de estrategias.

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