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El ‘ajedrez’ de la IA

Y apenas comienza...

14 de febrero de 2025 Por: Ossiel Villada
Ossiel Villada Trejos
Ossiel Villada Trejos | Foto: El País

La mayoría de los mortales vive sin prestar mucha atención a lo que está pasando con la Inteligencia Artificial. Después de todo, es un asunto casi de ciencia ficción, reservado para ‘geeks’, ‘nerds’ y otras gentes de intereses extraños.

Pero no debería ser así. Porque ella empieza a cambiar aceleradamente este planeta que habitamos y todos, más tarde o más temprano, lo vamos a sentir.

El asunto va así: esta semana, durante una reunión de alto nivel en París, el mundo quedó formalmente dividido en torno a cómo controlar el crecimiento de la IA, que avanza como caballo desbocado.

Tres posiciones quedaron planteadas. Por un lado, 61 países se unieron para firmar un documento en el que declaran que la IA debe ser una tecnología “abierta, inclusiva y ética”. En otras palabras, pidieron que se haga lo necesario para que no quede en manos de unos pocos.

Pero Donald Trump dio la orden a sus delegados de no firmar el documento y envió un mensaje contundente: no apoyará ninguna regulación que le impida a Estados Unidos convertirse en líder absoluto de esta nueva era tecnológica.

¿Por qué lo hizo? Porque China amenaza con arrebatarle ese liderazgo. Hace tres semanas los chinos lanzaron sorpresivamente a ‘DeepSeek’, un motor de inteligencia artificial tan o más potente que ChatGPT, y que es mucho más eficiente en costos y consumo de energía.

Pero además, China liberó el código de su software. Es decir, lo dejó disponible para que lo use quien quiera hacerlo. Con lo cual, dio un paso enorme para ampliar, a través de esta tecnología, su ya enorme influencia sobre el mundo.

Por eso, en París, el régimen de Beijing firmó la declaración de ‘buenas intenciones’ propuesta por 61 países. Es su doble juego en el tablero de la nueva geopolítica digital: por un lado, desafía abiertamente el poderío tecnológico estadounidense. Y por otro, asume una posición políticamente correcta para ganarse como aliados a países que no tienen el dinero para financiar el acceso a la IA.

La segunda posición fue la de Europa. Los países europeos se pararon en la mitad de los dos anteriores y dijeron que están dispuestos a meterse la mano al bolsillo para ayudar a financiar el desarrollo de la IA. Pero, a cambio, exigieron regulaciones fuertes para que, según ellos, esa tecnología no se convierta en una nueva forma de dominación del mundo. Lo cual es una manera disimulada de decir que también va a pelear para dominarlo.

La última posición fue la de los pobres del planeta, liderados por India. A este grupo de países -en los que no estaban los de América Latina, porque extrañamente no asistieron al foro- solo les quedó la opción de levantar la voz para pedir que la nueva era de la Inteligencia Artificial no les pase por encima, hundiéndolos aún más en el mar de la desigualdad.

Esta es la discusión más trascendental que está dando la diplomacia internacional. Y no es gratuita. Algunas investigaciones estiman que los 12 países más desarrollados duplicarán su tasa de crecimiento económico en los próximos 10 años por cuenta de la IA. Pero además, quien logre liderar su desarrollo consolidará un poderío militar nunca antes visto en la historia de la humanidad. El gran temor de los países occidentales radica en que China ya exporta a países del tercer mundouna gran cantidad de aparatos basados en Inteligencia Artificial, y algunos expertos afirman que así pretende extender por el mundo un modelo de ‘autoritarismo digital’.

Este ajedrez se juega muy lejos. Y apenas comienza. Pero sin duda alguna, nos impactará a todos.

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