Columnistas
El Conejo bueno
Le apostó con el nuevo álbum al rescate de sus raíces, al sentido de pertenencia y a visibilizar los problemas y también la nostalgia de la isla...
Esto no es ensaladita light, como diría el Gran Combo de Puerto Rico, esto es más que una discusión de gustos musicales, en la que podemos sentarnos por horas a argumentar lo divino y lo humano. Quienes hacemos parte de generaciones ‘mayorcitas’, hemos definido el reguetón como un género liviano y fácil, sin profundidad, y en ocasiones bastante misógino. Pero lo que hoy estamos viendo, en las primeras de cambio de este 2025, con el fenómeno musical de Benito Antonio Martínez Ocasio, conocido en el mundo artístico como Bad Bunny, es mucho más.
El viernes, tras anunciar la venta de entradas a los 30 conciertos que hacen parte de su ‘Residencia’, en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, el artista hizo el ‘sold out’ en menos de 4 horas, bajo rigurosas medidas para privilegiar a los seguidores frente a los revendedores. Siguiendo la ruta que traza su álbum de 17 temas ‘Debí tirar más fotos’, el Conejo malo tituló la gira en casa con el lema ‘No me quiero ir de aquí’ y grabó un video dando gracias a sus fans, explicando que esta vez lo suyo es en la isla que lo vio nacer.
¿Pero cuál es la gracia detrás de este asunto? Imagínese que el artista latino más importante del momento, que en menos de diez días logró poner la mayor parte de canciones de su álbum en la lista de los más escuchados en Spotify le apueste a posicionar el nombre de su país en todo el mundo, con todo lo que ello implica, sin ninguna necesidad, porque a estas alturas, y con tan solo 30 años, Bad Bunny concentra una gran fortuna. Eso ya es otro cuento que amerita una lectura nada trivial.
La directora de la Oficina de Desarrollo Económico de San Juan, Daphne Barbeito, dijo que el impacto económico de la ‘Residencia’ Bad Bunny se estima en 215 millones, de los cuales 170 se concentrarán en la capital, y que los ingresos fiscales serán por 17 millones, todo esto, en dólares. La generación de empleo, la ocupación hotelera y todo lo que viene para la movida turística de la isla, será un hit para vivir un histórico verano en Puerto Rico, en el que también se escuchará Un Verano en Nueva York, que el artista refrescó en su álbum, con su tema ‘Nuevayol’.
Pero ahí no para el asunto, no es solo cuestión de números para el crecimiento de Puerto Rico, que ya de por sí sería suficiente. El Conejo malo le apostó con el nuevo álbum al rescate de sus raíces, al sentido de pertenencia y a visibilizar los problemas y también la nostalgia de la isla, con temas que fusionan el género urbano, con salsa y plena, ese ritmo auténtico de la isla, que surgió de los cantos de los esclavos y agricultores, reivindicando lo social. Que si suena a salsa, que si es bueno o malo, que la voz y el aullido de Bad Bunny son horribles, repito, es lo menos importante de esta historia.
Resulta que el artista usó como hilo conductor de sus videos la representación del sapo Concho, una especie amenazada en extinción, originaria de la isla; a la que se suma la fotografía de dos sillas plásticas, con un patio de fondo y una mata de plátano, que se conectan con la esencia mágica de lo simple.
Vamos con más. El álbum rescata el cuatro puertorriqueño, instrumento de cuerda nacional, que en la canción navideña ‘Pitorro de coco’ aparece en un solo interpretado por el artista José Eduardo Santana. Se destaca, además, el apoyo a la carrera de artistas emergentes como el grupo ‘Chuwi’, Rainao y Omar Courtz, así como a los alumnos de la Escuela Libre de Música de Puerto Rico, que compusieron ‘Baile inolvidable’, la primera canción de salsa en ser número uno en la lista de Apple Music.
‘Los Pleneros de la Cresta’, otro grupo raizal, colaboran en el tema ‘Café con ron’. Pero quizás lo que más ha llamado la atención de las letras del álbum está en las denuncias que realiza en temas como ‘Lo que le pasó a Hawai’, esperando que no ocurra igual con la isla del encanto; en ‘Bokete’ critica el mal estado de las vías de la isla, y en ‘Mudanza’ recuerda la invasión y el desplazamiento “Aquí mataron gente por sacar la bandera” y así, otras líneas del álbum que aluden a la gentrificación y a la necesidad de proteger lo propio. Puede no ser nuevo, seguro, pero recordemos quiénes son los principales seguidores de este mega artista y lo que ello permite lograr.
Sí, hay sin duda una discusión en el barrio salsero, del que hacemos parte como capital de la salsa, pero lo que no se puede discutir es que cuando un artista se pone la camiseta de su tierra y pone al mundo entero a hablar de ella estamos hablando de otra cosa muy distinta. Y eso es, sin duda, lo que ha logrado el Conejo bueno.
@pagope