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El desastre de Biden

El veredicto es claro: Biden no está en condiciones de gobernar. Sin embargo, no es tan fácil cambiar de caballo en una carrera en su recta final...

29 de junio de 2024 Por: Muni Jensen

Joe Biden tenía una sola tarea: demostrarle a sus amigos y rivales que estaba preparado física y mentalmente para gobernar el país por cuatro años más. El debate programado para el 27 de junio, una fecha precipitada en el calendario electoral, ya que no han sucedido las convenciones de los partidos, donde se anuncian oficialmente los candidatos de cada partido, fue idea del equipo cercano del Presidente. Lo calcularon como un desafío a Donald Trump, quien según ellos no aceptaría.

Ya sabemos qué sucedió: CNN organizó una contienda improvisada y sin público, Donald Trump aceptó el reto, y a pesar de las docenas de mentiras que pronunció, logró mostrar más vitalidad y menos agresividad de lo esperado. Desde el primer minuto, el equipo del partido demócrata empezó a sufrir. A pesar de los cinco días de encierro y preparación con sus asesores en el icónico Camp David, Biden mostró rápidamente su avasallante incapacidad física y cognitiva. Durante los noventa minutos que duró el programa, el Presidente titubeo, trabó los números, perdió el hilo, y repitió mensajes. En todo momento se vio confundido, con la voz ronca y débil, demostrando cada uno de sus 81 años. Las imágenes del debate dieron vuelta al mundo, mientras en Washington los asesores, analistas y políticos de ambos partidos quedaron pasmados.

El veredicto es claro: Biden no está en condiciones de gobernar. Sin embargo, no es tan fácil cambiar de caballo en una carrera en su recta final y quizás por eso los asesores del presidente desmienten los vientos de cambio, y aseguran que habrá un nuevo debate en unos meses. Faltan poco más de 50 días antes de las Convenciones y cuatro meses para las elecciones. En primer lugar, habrá que convencerlo de dar un paso al lado y apoyar a un nuevo candidato, algo que sus allegados ven muy difícil, ya que el Presidente es obstinado y carga con un fuerte sentido de patriotismo. La decisión de lanzarse a la reelección fue consultada con su familia y los líderes del partido hace más de un año. Hoy, son su esposa Jill, su nieta y quizás Barack Obama los indicados para tener otro tipo de conversación. Los tres asesores de cabecera tendrían también un papel decisivo.

Si se logra esta decisión, en la cual hasta quede en la historia como un gran estadista, el segundo paso es buscar candidatos para reemplazarlo. En capilla están Gavin Newsom, gobernador de California, Kamala Harris, la impopular vicepresidente, Gretchen Whitmer gobernadora de Michigan y Charles Shapiro, gobernador de Pensilvania, ambos estados clave, así como Gina Raimondo, actual Secretaria de Comercio y posiblemente el excandidato Pete Buttegieg. Al analizar estas opciones, la pregunta que surge es ¿por qué los demócratas no lanzaron alguno de estos u otros candidatos calificados?

Lo que seguiría es más complejo y sin precedente y depende de las leyes americanas. Lo más conveniente sería que Biden se retirara cuanto antes, para lograr los votos electorales. Lo lógico sería que la vicepresidente se convirtiera en candidata, pero las leyes no son tan claras. Buenas noticias para aquellos que no quieren a Harris.

Las alarmas están prendidas en la Casa Blanca y en el establecimiento demócrata. Los congresistas del partido están preocupados por sus propias campañas, donde contaban con el respaldo de Biden, y ahora buscan alejarse. En el resto del mundo hay una gran preocupación, en un momento donde existen dos conflictos complejos, enemigos y terroristas y temblores en la economía, temas donde se requiere un líder fuerte en Estados Unidos. En este momento, ninguno de los candidatos tiene la capacidad de ejercerlo.

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