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El Obelisco de Basilio

Sus empanadas han querido ser imitadas en muchos lugares sin lograrlo.

Mario Fernando Prado

11 de abr de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:37 p. m.

Luego que se desvió el río Cali para dar paso al lote donde Manolo Lago diseñó La Tertulia y se prolongó la Avenida Colombia, desaparecieron dos cosas: el Charco del Burro -en donde no alcancé a zambullirme- y la romanticona Vuelta del Beso, que daba fin a esta avenida y había que dar la vuelta para devolverse y en cuyo centro se erigía un pequeño obelisco.
En el sitio en donde hoy está el Edificio Conchita había una fuentecita se soda llamada El Obelisco que hace 60 años o más servía las empanadas de su mismo nombre.

A esos lares llega entonces por los años 70 un griego de nombre Basilio Klonis (Hotel Miami) y paralelo con la administración de un hotel en esa misma cuadra, inicia la construcción del hoy llamado Hotel Obelisco con 70 habitaciones y una completa zona húmeda en el último piso.

Se le ocurre entonces rescatar la fórmula de las ya por entonces célebres empanadas colocando unas mesitas para que la gente se refrescara teniendo al río como vecino y llamando al zoológico para que arreglara su bellísimo entorno que se complementó con la estatua de los caballos que regaló el progenitor del abogado y exmagistrado Juan B. Quintero, que estaba ubicada la azotea de un edificio en la Carrera Cuarta por los lados de San Nicolás.

Con el paso de los años el lugar fue ganando clientela y se convirtió en un icono al punto que no hay sitio más querido y visitado que este referente turístico de nuestra ciudad cuando se trata de mostrar el sabor de Cali.
Allí, tanto las empanaditas como las luladas envenenadas son de obligada ingesta, aunque la carta es extensa y hasta gourmet.

Los pedidos pasan la calle atendidos por unos meseros malabaristas que les toca a veces hacerle el quite a los carros con aplaudidas manoletinas.

Y detrás de todo este entable que cumple con todos los requisitos legales para operar allí estuvo don Basilio, hombre bueno, emprendedor, generador de empleo, generoso y de gran sentido del humor que falleció hace un par de días dejando un legado que bien merece todos los reconocimientos por su espíritu cívico y el haber sido un promotor de nuestro turismo.

Sus empanadas han querido ser imitadas en muchos lugares sin lograrlo. Sin embargo su esposa y sus hijas ha establecido con éxito unas franquicias en distintos puntos de la ciudad, siguiendo además con el legado hotelero de este abuelo querendón que debe estar en estos momentos ofreciéndole sus productos a la corte celestial, en especial sus champiñones a la griega y otros platillos que compartía con inmensa alegría como corresponde al mejor de los anfitriones.

***
Posdata:Excelente la fórmula vicepresidencial de Fico Gutiérrez, el exacalde Rodrigo Lara Sánchez. Tiene claro que las regiones merecen más atención. No más centralismos tóxicos.

Recuerdo la célebre caricatura que tanto divulgó José Castro Borrero hace medio siglo en que aparecía una vaca pastando en el Valle, pero a la que ordeñaban en Bogotá...

Mario Fernando Prado

Administrador de Empresas, Abogado y periodista por vocación. Director y fundador de MF Publicidad Mercadeo Limitada, al igual que de los programas Mario Fernando Piano y Oye Cali. Galardonado en dos oportunidades con el premio Simón Bolívar de periodismo. Escribe para El País hace más de 40 años.

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