La obra eterna

La culminación de la doble calzada Buga – Buenaventura se convirtió por años en una frustración para el Valle del Cauca. A la vía que comunica al interior del país con su principal puerto le quedaron faltando 35 kilómetros por terminar, luego del abandono del primer concesionario, y debió pasar una década para que los trabajos se retomarán. Ayer se anunció el inicio de las obras faltantes, y lo que el departamento espera es que esta vez sí se le cumpla.

La conexión con el más importante puerto marítimo de Colombia, por donde se moviliza el 50% de las importaciones y exportaciones nacionales, debió ser siempre una prioridad para el Gobierno central. No sucedió así y la idea que se comenzó a gestar a mediados del siglo pasado de tener una carretera amplia, rápida, que permitiera el tránsito del transporte de carga y facilitara la movilidad hacia Buenaventura, debió esperar una eternidad.

Uno tras otros los problemas se sucedieron, incluidas las dificultades para adquirir los terrenos que se requerían para la ampliación, las demoras mientras se surtían las consultas previas con las comunidades o los desafíos de ingeniería que significaba atravesar la Cordillera Occidental. Entregada en concesión la construcción, y luego de superar los baches, de los 128 kilómetros quedaron faltando 35 por terminar luego de que el primer consorcio abandonara el proyecto.

El año pasado, casi una década después, y cuando ya los kilómetros construidos presentaban deterioro en algunos segmentos de la vía, la culminación de la doble calzada se empezó a despejar a través de una Asociación Público-Privada. Ayer, tras el cierre financiero, se anunció el inicio de las obras pendientes, de las nuevas que se harán entre Buga y Mediacanoa, del mantenimiento de toda la vía y la construcción de dos túneles adicionales.

En 42 meses, poco menos de cuatro años, se le deberá entregar al Valle, lista y en el mejor estado, la Doble Calzada Buga – Buenaventura. La inversión será de $5,3 billones, casi tres veces la que se presupuestó hace una década, de la cual el departamento aportará la mayor suma.

Esta vez sí se les tiene que cumplir a la región y a Colombia, que han esperado por décadas una vía bien hecha, que minimice los tiempos de movilidad así como los costos de transporte desde el interior hacia su puerto sobre el Pacífico, por donde se mueve la mayor parte de la carga del comercio internacional del país.

El departamento del Valle del Cauca es motor para la economía nacional, cuenta con una industria que le aporta al crecimiento del país y representa el 11% de su PIB. Aquí está además el terminal marítimo más importante, con mayor proyección y el único con capacidad de competir en los mercados del Pacífico. Lo mínimo que se merece son unas carreteras que le permitan conectarse de manera ágil y segura, para ser más competitivo.