Editorial
Ventajas en riesgo
Si los números demuestran la importancia para Colombia, y para su comercio exterior, del Puerto de Buenaventura, lo mínimo que se espera del poder central es que le dé el impulso necesario para seguir siendo el más competitivo y estratégico del país.
Las ventajas estratégicas y competitivas de Buenaventura no están en discusión. Es el distrito portuario más importante de Colombia, por donde se moviliza el 44% de la carga de comercio internacional, mientras es el puerto con mayor aumento porcentual en exportaciones durante el primer semestre de 2023. Por ello no se entiende que las obras de infraestructura que requiere con urgencia para mejorar sus operaciones sigan sin concretarse.
En el reciente informe publicado por la Superintendencia de Transporte en el Boletín Estadístico de Tráfico Portuario de Colombia, se anota que entre enero y junio de este año por los puertos del Pacífico se movilizaron 10,2 millones de toneladas de carga y que el incremento en exportaciones fue del 20,8% en relación con el año anterior, siendo el más alto entre todas las zonas portuarias del país. Ello no quiere decir, sin embargo, que las cifras estén mejorando.
El decrecimiento de la economía nacional, que ha sido más fuerte de lo esperado, tiene un impacto en el comercio exterior del país, en particular en lo que se refiere al tráfico de las exportaciones. Si a ello se suman los inconvenientes que hoy tiene Buenaventura para recibir con mayor eficiencia el transporte de carga, las alarmas deberían estar prendidas.
La profundización del canal de acceso al puerto vallecaucano continúa en veremos, pese a la urgencia que tiene para la nación esa obra. Mientras no se llegue a los 16,5 metros, será imposible que los buques de mayor calado, los llamados Neopanamax, tengan entre sus destinos a Buenaventura. Si se les dificulta el ingreso, deben atracar mar adentro y hacer transbordo de la mercancía lo que genera mayores costos en los fletes y un tiempo desperdiciado para el ingreso a puerto de la carga.
Por esa razón hay compañías navieras que ya no tienen entre sus destinos al puerto de Buenaventura y prefieren pasar de largo hacia Ecuador o Perú que les ofrecen esa mínima garantía. Que se le haga el dragado de mantenimiento al canal, proceso que debió iniciar en este mes de septiembre, es urgente pero no soluciona el problema de la profundización. Entonces se debe llamar una vez más al Gobierno Nacional para que le dé soluciones a una de las necesidades prioritarias del Valle.
Poco ayuda, además, que una obra como la vía Mulaló-Loboguerrero siga empantanada, sin fecha de inicio y con el riesgo de que se quede en un compromiso fallido o archivada en algún cajón de las altas esferas oficiales. Pareciera como si las prioridades se percibieran de manera diferente dependiendo desde dónde se vean: mientras a la altura del nivel del mar se entiende la urgencia, en los 2400 metros sobre los que se eleva la capital de la República, la indiferencia y el desconocimiento parecen primar. Al menos sí avanzan las obras inconclusas de la doble calzada Buga - Buenaventura, lo que da una luz de esperanza para la movilidad hacia el Pacífico.
Si los números demuestran la importancia para Colombia, y para su comercio exterior, del Puerto de Buenaventura, lo mínimo que se espera del poder central es que le dé el impulso necesario para seguir siendo el más competitivo y estratégico del país. Los vallecaucanos no pueden rendirse frente a esa exigencia.