Gestación
Estos son los desafíos de la ley de parto humanizado en Colombia
A un año de entrar en vigencia, aún se desconoce de qué se trata esta iniciativa que busca garantizar una experiencia digna a las mujeres durante el parto y disminuir las cifras de mortalidad materna. Reportaje.
Por Manuela Gómez, Laura Mosquera y Antonio Tamayo, Periodismo con Visión de Género UAO
Para el 2022, en Colombia, los estudios del Ministerio de Salud sobre la mortalidad materna arrojaban la cifra de 41,4 muertes por cada 100.000 nacidos vivos; un número bastante alto, si se tiene en cuenta que las causas de fallecimiento y complicaciones, tanto para la madre como para el bebé, pueden ser prevenidas, incluso desde los controles prenatales.
Hace un año, justamente este mes de julio, entró en vigencia la Ley 2244 de 2022 conocida como ‘Ley de parto digno, respetado y humanizado’. Este término se refiere a las diferentes maneras de respetar a la madre y al bebé antes, durante y después del parto. Ello con el fin de promover la tolerancia a las particularidades de cada caso; así como la compañía a las participantes, para que tomen decisiones de manera segura y con la información requerida.
La ginecóloga Salomé Hinojosa, cofundadora de la institución “ACUNAR” y profesional con enfoque en parto humanizado, explica que “humanizar el parto es devolverles el poder a las mujeres para que, con sus derechos y sus deberes –como informarse sobre el parto–, puedan tener una experiencia positiva”.
En tanto, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) plantea que “el 98% de las muertes de mujeres gestantes es evitable”, y esto se logra ejerciendo control desde el momento de la gestación hasta que el bebé ha llegado al mundo; no obstante, esto no solo es un ejercicio que se debe realizar desde el aspecto médico, sino que debe involucrar factores como el nivel socioeconómico, la religión y las creencias de la madre sobre cómo se debe dar a luz.
“El hecho de hacer el preparatorio de parto y de hacer el concepcional a un nivel de conciencia en la que se sabe que se va a traer una vida, me trajo un aprendizaje como mujer y ese es el proceso. […] Hay muy poco conocimiento de lo que una mujer parturienta necesita. Más que cualquier otra cosa, necesita asistencia, necesita atención y consideración. Hay casos en que los tratos en los hospitales repercuten en la depresión postparto”, indica Margarita Marulanda, psicoterapeuta con 20 años de experiencia en acompañamientos grupales e individuales y madre de dos niñas.
Para la Organización Mundial de la Salud, OMS, justamente la intención del parto humanizado es tener un nacimiento de la forma más cómoda posible, para ello, brinda a ambos los cuidados necesarios en un ambiente seguro, consiguiendo una “experiencia de parto positiva”. Y con ello, que haya una preparación, para que ello no constituya un momento de angustia que traiga consecuencias posteriores a la madre y al bebé.
La ley de las madres gestantes
Aunque los datos del Ministerio de Salud indiquen que entre 2018 y 2022 se dio una disminución del 20,4% en los casos de mortalidad materna, Gina Barbosa, madre que alumbró en 2020 en Cali, cuenta que " hay salas de partos donde no hay tacto. Es como en la carnicería, entra una y sale otra”. En ella se evidencia la necesidad de establecer la presente Ley 2244 de 2022, ya mencionada, y con un año de vigencia en el país.
El Movimiento Nacional por la Salud Sexual y Reproductiva en Colombia (MNSSR) fue uno de los participantes dentro de las mesas de trabajo que lograron construir esta ley y son quienes llaman la atención sobre las falencias que se han vivido a la hora de convertir la letra en práctica y explican en uno de sus artículos que “algunas instituciones tienden a hacer caso omiso a estos parámetros, por eso es muy importante comunicar a la Superintendencia de Salud las barreras de acceso que encontremos en el ejercicio de nuestros derechos”.
El abogado Leonardo Sabogal comparte esta apreciación y, además de recalcar la importancia de las entidades que vigilan el cumplimiento de este derecho, también es consciente de que en el país, “las instituciones prestadoras de salud, las EPS y las IPS, no han hecho una debida pedagogía y educación sobre el conocimiento de la ley; de hecho, parte del personal médico desconoce esta ley del parto humanizado, desconocen el procedimiento [...] y esto puede conllevar posteriormente a responsabilidades civiles e incluso penales por parte del personal médico”.
Además, el abogado y reciente padre de su segundo hijo, dibuja el panorama nacional frente a las concepciones de la natalidad y la violación de derechos a las mujeres, sobre lo que Sabogal explica que, “si es el médico el que decide, cuándo y cómo debe nacer el nuevo bebé, eso ya es un tema de violencia obstétrica. Debe haber un planteamiento ético, en primera estancia, desde la medicina colombiana, se debe dar una discusión en torno a esto porque se está tomando a la ligera”.
A pesar de contar con la ley y la Resolución 3280 del 2018 del Ministerio de Salud que indica los lineamientos para un parto humanizado, aún hay dificultades para hacer valer este derecho, y más todavía para identificar que se ha sido víctima de la llamada violencia obstétrica, la cual puede presentarse desde las citas de control hasta el momento en que se debe dar a luz.
Voces que preocupan
“Hubo un momento en el que se me tapó la nariz y no podía respirar. Cuando pregunté, me dijeron que me sentara y esperara a que se me pasara, sin explorar el porqué. Es muy maluco porque todo el tiempo la mantienen a una muy sola, sin saber si es de día o es de noche. Al papá del niño no lo dejaban entrar; solamente eran llamadas esporádicas, cortantes y precisas”, comenta Gina Barbosa.
Procedimientos como la Maniobra Kristeller (técnica para hacer salir al bebé con mayor rapidez a través del canal vaginal, durante la fase de expulsión) siguen siendo aplicados en pacientes con complicaciones, a pesar de que la OMS, en la actualidad, la considera una mala práctica, pues no hay suficiente evidencia científica como para fomentarla.
Erick Álvarez Valencia, estudiante de enfermería de la Universidad Javeriana afirma que “si la madre no sabe pujar y el bebé se queda estancado en el canal vaginal, ya no está respirando por medio de la madre, si no por sí mismo, porque no se encuentra en un entorno acuoso, y en esa situación corre peligro la vida del bebé. Entonces, por más de que le insistamos a la mamá, al estar tan cansada, no tendrá fuerza para seguir pujando y la maniobra se vuelve la única alternativa”.
“Ellos (el personal médico), a las 10:00 a. m. le dieron de alta y llegó a la casa a las 2:00 p. m. No la sacaron en silla de ruedas, no le hicieron ninguna ecografía después del parto. A las 9:00 p. m. le dieron convulsiones, tenía palidez y la reanimaron durante 20 minutos al llegar al hospital. Murió. El resultado de la necropsia dice que la hemorragia interna le provocó la muerte y nunca la revisaron, ni a la bebé. El día de la velación se acercaron tres hombres de la clínica a ofrecerle tres millones de pesos a mi tío para retirar los cargos de la Fiscalía, a cambio de los gastos fúnebres y actualmente estamos con una demanda en la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, declara Mirbelly Rendón, prima hermana de Jennifer Zúñiga, una víctima de violencia obstétrica.
Especialistas indican que los diversos procedimientos que han sido catalogados como violentos o peligrosos durante el parto – como la maniobra Kristeller o la Episiotomía no deben ser protocolarios. Y de no contar con el consentimiento del paciente, mucho más. Eso, sumado a que deben ser conscientes de los procesos que les aplican y consentir la realización de los mismos.
El acto de dar a luz involucra a varias personas, entre ellas al personal de salud, cuya misión es traer al mundo al nuevo bebé sin mayor preocupación y en el mejor estado de salud, al igual que asegurar el bienestar de la madre en cada parte del proceso; así pues, la aplicación de algunos procesos médicos puede resultar incómodo, doloroso e incluso violento.
El estudiante de enfermería Erik Álvarez agrega que “para la mamá puede ser que la están maltratando, pero para nosotros, sin embargo, hay momentos en los cuales se deben hacer ciertos procedimientos, a la madre se le debe enseñar a respirar, esto es importante porque llegado el momento del parto, ella va a empezar a pujar como cree que debe de pujar y a veces no es lo más apropiado, teniendo en cuenta que hay técnicas que procuran que ese pujo sea efectivo y el parto no se prolongue tanto tiempo. Si esto ocurre, puede incidir en la salud del bebé”.
Además, otro gran reto con el que cuentan las organizaciones y profesionales que desean fomentar y aplicar el parto humanizado radica en el acceso que posee cada mujer embarazada para realizar el proceso de parto de la manera en que desean. Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo publicado en 2015, “las pacientes del sector privado pueden escoger su obstetra de confianza que atiende de la manera que prefieren y quien está presente en el momento de dar a luz; mientras que, en el sector público, la dinámica de la atención es menos personalizada y no se cuenta con la posibilidad de la libre elección”.
“Cuando llegó el momento de pujar, me dijeron que lo estaba haciendo mal. Yo nunca tuve clases de preparación o respiración para el parto, porque el embarazo fue en pandemia y no las permitían; eran virtuales y poco explicaban qué hacer. Recuerdo que me repetían: ‘usted lo está haciendo mal’, ‘así no es’ y llegó el punto en que me dijeron que si le pasaba algo al niño era culpa mía”, recuerda Gina Barbosa, con dolor.
Por casos como este y otros denunciados de violencia obstétrica, urge que la ley de parto humanizado se aplique en todas las instituciones de salud del país.
El rol de la medicina en el parto
Más allá de las complicaciones y las dificultades que deben enfrentar las madres para acceder a servicios de salud durante su embarazo, las instituciones que cuentan con el servicio de partería, ya han ido adaptando los espacios y protocolos con el fin de que este proceso sea lo más natural posible.
Así lo expresa la enfermera Leiby Vivas, quien, en sus 17 años de experiencia en el campo asistencial de la maternidad, ha llegado a la conclusión de que la responsabilidad del parto humanizado es de todas y todos los involucrados, y que así como la madre confía en el personal de salud, lo mismo hacen las y los doctores con sus pacientes, pues “no es lo mismo una paciente que haya tenido sus controles prenatales muy juiciosa a una paciente que nunca tuvo un control prenatal, eso hace parte de que ella también sea humana con su bebé”.
Hablar de parto humanizado no puede limitarse a las instalaciones de un hospital o clínica, existen diferentes maneras de traer vida al mundo y que preceden a las mujeres desde generaciones pasadas. Y es que justamente parte de los derechos con los que cuentan las mujeres gestantes es el poder elegir cómo y dónde dar a luz a su bebé. El parto en casa, por ejemplo, es una práctica que ha vuelto a tomar fuerza entre diversas madres que buscan los beneficios que esto implica: la reducción de precios en comparación a un hospital, la compañía de seres queridos, la privacidad, la intimidad, entre otros.
Las Doulas son un concepto que, aunque ancestrales y poco visibilizadas, han resurgido en las conversaciones de las futuras madres. De acuerdo con a la American Pregnacy Association, la Doula “es una profesional capacitada en el parto, que proporciona apoyo emocional, físico y educativo a una madre que está esperando, está experimentando el parto, o ha dado a luz recientemente” y que usualmente está relacionada a las corrientes alternativas a la medicina occidental.
Un rastreo realizado en la Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología comentó la existencia de estudios que evidencian que “el cuidado de la madre y el niño, afectuoso, personalizado tales como el permanecer piel con piel, amamantar dentro de la primera hora, habitación conjunta, lactancia a libre demanda y, posiblemente, la presencia del padre en el parto, han resultado en un menor abandono de recién nacidos en el hospital, disminución de las tasas de maltrato infantil, lactancias más exitosas durante todo el primer año y mayor participación del padre en el cuidado del niño”.
La madre y psicóloga Margarita Marulanda encontró la respuesta a su plan de parto al unirse con la organización ‘Aluna: Nacer en amor’, un grupo de Doulas que le dieron un trato humanizado y guiado desde la preconcepción hasta el momento de traer a su hija al mundo; cambiando con esto no solo su vida sino su manera de percibir el parto: “Si queremos hacer un cambio de comportamiento en la humanidad, de cómo vivimos, de las dolencias, las angustias, las inseguridades y las desconfianzas que tenemos, sabiendo que en ellas se sustentan trastornos ansiosos, depresivos y mixtos... es necesario hacer un cambio en la forma de traer niños al mundo”.
Las dos caras de esta moneda, y todas las demás posibilidades que existen, están determinadas por un factor en común: la presencia y acompañamiento de un o una profesional durante todo el proceso del embarazo, guiando a la mujer por el camino que ella misma decide para traer la vida al mundo en la posición que sea y en el lugar que sea, lo inhumano no tiene cabida tanto en el hospital como en la casa.
“Deberían recordar [el personal médico], que también son humanos. Que sean más sensibles es lo único que pedimos. Entendemos que es su labor diaria, pero se convierten en robots mecanizados para extraer bebés del vientre a como dé lugar, sin pensar en la mamá”, concluye Barbosa.
La experiencia de traer vida al mundo
El parto humanizado, teniendo en cuenta las diferencias ideológicas y socioeconómicas, intenta promover, mantener y asegurar el valor humano durante todo el parto. Lo humano ya viene implícito dentro del proceso, pues es el ser humano quien trae al mundo otro ser humano y, aun así, esto no es a lo que se hace alusión cuando se habla del parto respetado. Parte de la definición de ‘humanización’ involucra el proceso como un acto más sensible, comprensivo y, en sí, menos industrializado.
En Colombia las mujeres cargan con diversas creencias y culturas que han sido enseñadas por las abuelas y generaciones pasadas, en donde se concibe el proceso reproductivo de la mujer como un hecho violento y doloroso, entendiendo la sangre de la menstruación como una enfermedad y el proceso del parto doloroso y casi traumatizante. A lo anterior, Margarita Marulanda reflexiona sobre esas ideas con las que ha crecido y explica que “en lo maternal, las mujeres debemos pasar por un proceso terapéutico. Un proceso de elegir, incluso, el no ser mamá, y elegirlo por decisión, elegirlo por mí, porque es mi deseo, es mi ilusión, porque es lo yo quiero, porque después de explorar mi mundo, mi vida y mi familia, yo me di cuenta de que definitivamente es mi elección consciente”.
Valentina Neira, madre de Amelia, recuerda su experiencia en la clínica asignada por su EPS. Aunque no tuvo cómo realizar un control continuo con el mismo doctor o doctora – esto debido a las incompatibilidades y cambios continuos de servicio de salud –, logró dar a luz con bastante normalidad y una buena atención. “Fue un parto inducido. Me tocó esperar hasta que me pusieran un medicamento para que empezaran las contracciones [...] y me acuerdo de que tuve el acompañamiento del ginecólogo todo el tiempo, de las auxiliares de enfermería y el médico interno”.
Cada madre, dentro de este país, tiene el derecho legal y moral de poder dar a luz en un ambiente digno y respetuoso, en compañía de su pareja, su familia o quien ella desee. En Colombia, según el abogado Leonardo Sabogal, “se pone por encima el valor económico del valor físico, que es, a posterior, la salud de la mujer. Pero también la salud de los recién nacidos”; además, insiste en que “la primera opción naturalmente es el parto, y es un deber del Estado garantizar el derecho de que ese parto sea lo más humano posible, lo más cercano, la experiencia más significativa y positiva para la mujer”.
La inclusión del parto humanizado en las conversaciones y prácticas de los y las profesionales del país ha sido un gran paso para el empoderamiento femenino, ya que este involucra el reclamo de poder en espacios donde antes no se tenía voz, y esto se extiende hasta llegar a los quirófanos; esta es otra de las razones por las que el parto humanizado se empieza a desarrollar y a tomar fuerza; el momento del parto es único e irrepetible, y la premisa de esta propuesta es que cada madre debe tener control sobre su experiencia, al menos hasta el punto en que sea posible.
Regístrate gratis a nuestro boletín de noticias
Recibe todos los días en tu correo electrónico contenido relevante para iniciar la jornada. ¡Hazlo ahora y mantente al día con la mejor información digital!