Salud
¿Por qué duelen las rodillas y suenan sin hacer esfuerzo físico?
La rodilla es una de las articulaciones que soportan el peso del cuerpo, por eso tienen que soportan el impacto de la actividad diaria.
La rodilla garantiza la movilidad y la estabilidad del cuerpo, por eso el desgaste por el día a día es algo común, pero en ocasiones, de ahí salen algunos ruidos, crujidos o chasquidos, que pueden confundir, y es generalmente no sabemos cómo interpretarlos y se convierten en un motivo de alerta.
El crujido es un sonido que puede ser audible o en ocasiones puede que solo se sienta, pero en varios casos puede pasar que las personas que estén cerca puedan percibirlo también y puede ser causado por un roce exagerado o patológico de las articulaciones de la rodilla.
La rodilla está compuesta por tres articulaciones: dos femorotibiales y una femoropatelar. Ese crujido puede estar provocado por algún tipo de problema en la articulación femoropatelar, que se forma entre el fémur y la rótula, y cuyas funciones son facilitar los movimientos de extensión y flexión de la rodilla, al tiempo que actúa como una especie de polea mecánica para dar más fuerza al cuádriceps, ese gran músculo que es el más voluminoso del cuerpo humano, y que actúa como potente extensor de la rodilla.
Cabe resaltar que el sonido en las rodillas es un signo común que presentan muchas personas de todas las edades, pero esto puede indicar algún problema relacionado a una lesión o enfermedad, sobre todo si se acompaña de dolor.
En ocasiones, esos crujidos de la rodilla son naturales y no implican ningún tipo de problema. Y se producen precisamente por la acción del líquido sinovial que forma una especie de burbujas de aire que cuando estallan resultan audibles.
Esta situación se produce frecuentemente al cambiar de postura. Por ejemplo:
- Después de estar tiempo acostados en la cama, cuando nos incorporamos.
- Al situarse en cuclillas, por ejemplo, para acceder a un cajón en la parte inferior de un armario.
- Ante cualquier movimiento brusco de la articulación.
Sin embargo, hay ciertos síntomas de alerta que a los que hay que prestarles mucha atención, y un motivo de preocupación es la aparición de dolor, es decir, cuando la rodilla no solo cruje sino que también se resiente, es decir, aparece inflamación, edema, hematoma o hinchazón. “En estos casos si puede ser patológico y debe consultarse con un médico o un fisioterapeuta”.
Otra de las razones que explican los crujidos es la alteración del cartílago, bien por simple erosión o por reblandecimiento, situación que puede derivar en una patología frecuente conocida como condromalacia o condropatía. En estos casos el crujido se produce frecuentemente cuando la persona está sentada y se incorpora, así como al subir y bajar escaleras.
Las recomendaciones para que estos sonidos no se compliquen son evitar el sobrepeso y la obesidad, que resultan nefastos para esta articulación, así como para la cadera y la parte baja de la columna lumbar (una parte de la anatomía que se resiente especialmente del exceso de peso).
Evitar el ejercicio físico de impacto sobre la rodilla como caminar, nadar y montar en bicicleta pero sin sobreesfuerzo son actividades indicadas para mantener esta articulación en un estado sano, dado que son ejercicios que preservan la fuerza del músculo sin dañar la articulación. En cambio, otro tipo de ejercicio como las sentadillas estarían desaconsejadas si hay afectación de la rodilla porque aumentan la presión entre la rótula y el fémur.
Mantener un buen equilibrio de la musculatura es otro factor muy importante ya que debe mantenerse desarrollada y con mayor soporte para la tensión del cuerpo, puesto que puede ser algo problemático para la rótula en la acción de dobla la rodilla y estirar la pierna. El músculo ahí tienen gran protagonismo.
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