¿Qué es lo primero que siente una persona en un derrame cerebral?

Los ataques cerebrales, también conocidos como derrames cerebrales, son una preocupante realidad que ocupa un lugar destacado entre las principales causas de muerte y discapacidad en los Estados Unidos.

Cada año, alrededor de 795,000 personas sufren estos incidentes, y aunque existen tratamientos efectivos para reducir el daño, la rapidez en la respuesta es clave para evitar consecuencias graves. Identificar los síntomas y acudir de inmediato al hospital puede ser la diferencia entre la recuperación y la invalidez.

Un ataque cerebral, clínicamente llamado accidente cerebrovascular, ocurre cuando el flujo de sangre hacia el cerebro se ve alterado, lo que provoca que una región cerebral comience a morir al no recibir el oxígeno y nutrientes necesarios para su funcionamiento.

Los ataques cerebrales se dividen en dos categorías principales: los isquémicos, causados por la obstrucción de un vaso sanguíneo por un coágulo, y los hemorrágicos, provocados por la ruptura y sangrado de un vaso sanguíneo en el cerebro.

A menudo, quienes están sufriendo un ataque cerebral no se dan cuenta de lo que está sucediendo debido al impacto en el cerebro. Sin embargo, para quienes los rodean, reconocer los síntomas puede marcar la diferencia en el resultado del paciente.

Los síntomas que indican la urgencia de una atención médica inmediata incluyen:

• Adormecimiento o debilidad súbita en la cara, brazo o pierna (especialmente en un lado del cuerpo).
• Confusión repentina, dificultad para hablar o entender.
• Problemas repentinos en la visión con uno o ambos ojos.
• Dificultad repentina para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación.
• Dolor de cabeza severo e inesperado sin una causa conocida.

Las mujeres pueden presentar síntomas adicionales que también deben ser tomados en serio:

• Empeoramiento de la vista, con pérdida repentina de visión en uno o ambos ojos y aparición de manchas ciegas.
• Dolor de cabeza repentino y agudo, acompañado de náuseas y vómitos intensos.

• Coordinación de movimientos interrumpida, indicando daño en las áreas del cerebro responsables del movimiento.
• Cansancio repentino y cambio drástico en el comportamiento, a veces con señales de depresión.
• Pérdida de conocimiento inminente, manifestada por enrojecimiento repentino del rostro, falta de aliento y ritmo cardíaco acelerado.
• Dolor en un lado del rostro o cuerpo, o en una extremidad, como un brazo o una pierna.

Estos síntomas son señales de alerta que deben ser tomadas en serio. Si usted o alguien a su alrededor experimenta alguno de ellos, no dude en llamar a emergencias de inmediato para obtener atención médica urgente.

La clave para prevenir la invalidez y mejorar las posibilidades de recuperación es actuar con prontitud. Los tratamientos adecuados aplicados en las primeras horas de un ataque cerebral pueden marcar la diferencia entre una recuperación exitosa y secuelas devastadoras.

¿La diabetes influye en el riesgo de demencia de tipo Alzheimer?

La relación entre la diabetes y el Alzheimer es un tema de investigación en curso, y aunque aún no se ha determinado la causa exacta de la enfermedad de Alzheimer, se ha observado que la resistencia a la insulina y los niveles elevados de azúcar en la sangre pueden tener un impacto negativo en el cerebro.

La resistencia a la insulina es una condición en la cual el cuerpo no responde adecuadamente a la insulina, lo que lleva a un aumento de los niveles de azúcar en la sangre. Esta condición es común en personas con diabetes tipo 2, que representa la mayoría de los casos de diabetes.

Además de afectar el funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos, la resistencia a la insulina y los niveles elevados de azúcar en la sangre también pueden dañar los vasos sanguíneos en el cerebro. Esto puede tener un impacto en el suministro de sangre y nutrientes al cerebro, lo que a su vez puede contribuir al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

El cerebro depende de varias sustancias químicas para funcionar adecuadamente, y el desequilibrio causado por el exceso de insulina en el cuerpo puede interferir con estas sustancias químicas y su función normal en el cerebro. Además, se ha observado que la diabetes puede causar inflamación crónica, que también puede contribuir al daño cerebral y al desarrollo de demencia.

Estudios científicos han encontrado evidencia de que las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer. Un estudio publicado en la revista Neurology encontró que las personas con diabetes tipo 2 tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar demencia que aquellas sin diabetes.