Salud
¿Qué hacer cuándo da un calambre en las piernas?
Estas afecciones musculares no son perjudiciales para la salud en el sentido de derivar en otras enfermedades, pero sí resultan molestas mientras se presentan.
Prácticamente todas las personas, en algún momento de la vida, han sufrido de calambres y han sentido cómo este malestar muscular detiene por completo las actividades que se están realizando y hacen que toda la atención se centre en atender este dolor. No suelen durar mucho tiempo, pero por la intensidad, a veces parece una eternidad.
En torno a este malestar, que puede dar en cualquier momento con cualquier actividad, hay muchas preguntas sobre cómo evitarlos, sobre todo en las piernas, donde más quejan a las personas y cuya duda llega hasta los centros de atención primaria y sitios de fisioterapia. Lo cierto es que, según señalan los expertos, los métodos o tratamientos para su prevención aún suele ser cuestionados y puestos en duda, aunque le apuntan más al consumo de las vitaminas y minerales adecuados como uno de los métodos más eficientes.
Las principales causas de los calambres
Según señalan los expertos, lo normal es que los calambres no revistan ningún peligro para la salud en general, sin embargo, su presencia puede resultar sumamente molesta e incluso, generar incapacidades. La causa más común del porqué se presentan estas molestias musculares es el estrés en la zona afectada como consecuencia de un esfuerzo físico intenso.
Así mismo, existen otras razones por las cuales se presentan calambres y que no siempre resultan fácilmente identificables.
Problemas circulatorios
Estos están relacionadas con aquellas deficiencias en la irrigación sanguínea en las distintas partes del cuerpo, como las extremidades. El origen del problema estaría en el estrechamiento de las arterias encargadas de la distribución de sangre por el cuerpo. Estos son los calambres más comunes que se presentan una vez finaliza la actividad física.
Nervios comprimidos
Esta situación de compresión de nervios suele ocurrir a la altura de la espina dorsal y el dolor se manifiesta al iniciar los movimientos corporales normales, lo cual empeora este problema y los dolores. El pinchazo es provocado por el exceso de presión en los huesos y tejidos circundantes, por lo cual las molestias no cesan necesariamente una vez pasa el momento del calambre.
Falta de vitaminas y minerales
Bajos niveles de magnesio, calcio y potasio están relacionados por lo general con la aparición de calambres en las extremidades, especialmente las piernas. Los medicamentos de tipo diuréticos ayudan a acelerar la pérdida de electrolitos, por lo que los pacientes que consumen estos fármacos tienen más riesgos de padecer de calambres.
¿Cómo evitar los calambres nocturnos?
Según un estudio, de cada 233 personas de 60 años, un tercio de ellas padece de calambres nocturnos. Pese a su carácter benigno y transitorio, se presenta como una patología molesta que afecta también a las mujeres embarazadas, personas con sobrepeso e incluso a los deportistas de alto rendimiento. Por lo tanto, su origen no siempre está asociado a un problema de salud y su prevención se suele abordar desde múltiples perspectivas.
- Realizar estiramientos musculares antes y después de cualquier actividad o ejercicio físico, así como antes de irse a la cama. Esta es de las principales recomendaciones que dan los expertos a la hora de tratar este problema.
- Aplicar frío o calor sobre la zona afectada de músculos tensos. Esta práctica también es usada cuando el calambre está en pleno accionar en el cuerpo con el fin de reducir la tirantez y aliviar las molestias.
- Hidratarse de forma óptima durante todo el día. En el caso de personas deportistas, se recomienda el consumo de bebidas con electrolitos. El ritmo alto de actividad hace que la temperatura corporal suba y aumenta así la transpiración, por lo que el cuerpo pierde más líquidos.
- Limitar o evitar el consumo de bebidas alcohólicas, pues este componente tiene un impacto negativo sobre las fibras encargadas de la conducción nerviosa, tanto a nivel motor como sensitivo, acelerando la deshidratación y elevando los niveles de ácido láctico en los músculos, limitando su rendimiento.
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