Margarita Cabello Blanco, a quien el senado de la República eligió este jueves como primera mujer procuradora general de la Nación, viene de una larga trayectoria en la rama judicial, en donde ocupó cargos desde juez municipal hasta presidenta de la Corte Suprema de Justicia.
Durante poco más de un año, fue ministra de Justicia, cargo que dejo hace unas semanas luego de que el presidente Duque la incluyó en la terna a la Procuraduría.
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Cabello fue elegida con un amplio respaldo de los partidos que hacen parte de la bancada de Gobierno (obtuvo 83 votos): los conservadores, el Centro Democrático, Cambio Radical y La U, pero también en medio de dudas sobre la independencia que pueda llegar a tener, no solo por provenir del Gobierno al que debe vigilar como parte de su función, sino por su cercanía con varios parlamentarios, en especial con la llamada casa Char.
A su favor, cuenta con el conocimiento de la administración de justicia e incluso de la Procuraduría misma, pues además de haber sido juez penal municipal de Sabanalarga, juez de menores y juez civil del circuito de Barranquilla, magistrada del Tribunal Superior de Barranquilla y de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema, fue procuradora delegada y profesora universitaria. En dos ocasiones recibió la condecoración José Ignacio de Márquez como mejor magistrada de tribunal superior y mejor magistrada de la Corte Suprema.
De su paso por el Ministerio de Justicia se le reconoció su esfuerzo por promover una reforma a la justicia que no se orientara solo a hacer cambios en las altas magistraturas, como se había intentado hacer en más de una decena de fallidas ocasiones, sino por hacer ajustes que permitan de verdad una justicia más cercana al ciudadano con el uso de la tecnología y otras herramientas para agilizar sus procesos.
Sin embargo, su manejo de la situación carcelaría en medio de la crisis por el coronavirus dejó muchos interrogantes, en especial por la forma como se resolvió un motín en la cárcel Modelo, que dejó 24 internos muertos.