Con los avances electorales de partidos de extrema derecha en algunos países de Europa empezaron a surgir voces que alertaban sobre las amenazas a la democracia liberal; sin embargo se trataba de movimientos minoritarios o que solo alcanzaron el poder en países pequeños como Polonia o Hungría. El recuerdo de las atrocidades de Hitler y los nazis todavía generaba rechazo en la mayoría de la población.
Sin embargo la tendencia siguió creciendo y en Alemania y Francia ya la extrema derecha y los neonazis son una fuerza electoral que está cerca de llegar al poder, como ya lo logró en la Italia de Meloni. Lo más preocupante es que en el país que era el bastión de la democracia occidental, los Estados Unidos, se está instaurando un gobierno antidemocrático.
Porque no es democrático un gobierno por el solo hecho de obtener la mayoría de votos en las elecciones. Dos características esenciales de la democracia son el Estado de Derecho que supone el imperio de la Ley, y la separación de poderes, de manera que no haya un rey o tirano omnipotente, sino que la Presidencia, el Congreso y las Cortes de Justicia se impongan límites mutuos a sus acciones.
Voces norteamericanas muy respetables ya empiezan a alertar que el gobierno Trump está quebrando esos dos principios. El New York Times denuncia que se está gestando una crisis constitucional pues “el presidente Trump nos está mostrando qué sucede cuando esos controles y equilibrios se rompen: está violando abiertamente la ley y la Constitución a diario”.
El NYT menciona unos cuantos ejemplos de estas violaciones: “El presidente no puede cerrar agencias que el Congreso ha financiado, pero eso es exactamente lo que hizo Trump, con la ayuda de Elon Musk, con Usaid. El presidente tampoco puede despedir inspectores generales sin dar a los legisladores un aviso de 30 días, pero Trump despidió a 17 de ellos de todas formas. El Congreso aprobó una ley obligando a TikTok a venderse o cerrarse, y los tribunales la ratificaron, pero Trump se negó a hacerla cumplir”,
Se pueden citar otros casos que son abiertamente inconstitucionales, o exceden las facultades presidenciales pues deberían ser autorizadas por el Congreso como el negar el derecho a la nacionalidad a niños nacidos en Estados Unidos, querer despedir a cientos miles de empleados federales, o permitir a un civil como Musk que acceda a información privilegiada del gobierno.
Todo esto sucede porque, según el mismo periódico, “el Partido Republicano controla las tres ramas del gobierno. Así que el conflicto que debería impulsar las interacciones entre las ramas está silenciado; el Congreso y, potencialmente, los tribunales son menos propensos a frenar al presidente”.
El Nobel de economía, Krugman, es todavía más directo y afirma que EE. UU. está en peligro de caer en una dictadura, pues “lo que está sucediendo en Estados Unidos en este momento es un intento de autogolpe de Estado, cuando un líder legítimamente elegido utiliza su posición para tomar el control total, eliminando las restricciones legales y constitucionales a su poder”.
Coincide Krugman con el NYT en decir que Trump lo puede hacer porque “cuenta con el apoyo total de cada republicano en la Cámara de Representantes y el Senado”, aunque mantiene la esperanza de que una parte del poder judicial todavía se mantiene independiente y está bloqueando algunos de los decretos ejecutivos del presidente.